lunes, 16 de noviembre de 2009

La Habana enferma

Hoy, 16 de noviembre del 2009, se cumplen cuatrocientos noventa años de la fundación de la villa San Cristóbal de La Habana. Mucho tiempo le ha pasado por arriba a la que, en una época ya casi remota, fue referencia obligada -al menos en esta parte del mundo-, y veo con tristeza que casi quinientos años después, la esperanza de una Habana hecha beso en el golfo, está enferma, grave, y ni a los ingleses -ni a los españoles- les importa que la miseria pese sobre sus hombros.

El regocijo de un aniversario, se troca en tristeza. La esperanza de que se recupere el emporio, se ve lejos. Muchas veces he dicho que no me importa La Habana y menos los don Juanes que van a cortejarla. Pero duele enormemente que, en este cumpleaños, las velas de su pastel sean sólo utilitarias para que se alumbren los que la habitan; que a penas si existe pólvora para que truene el cañonazo; que los marineros aún no regresen reclamando su noviembre. Suerte que Aggayú se acomoda otro golpe, y terco, sigue cuidando la Ceiba y nos invita a otra vuelta.

Hoy lunes enciendo mi tabaco, invoco a Eleggua, y pido que al menos consigan asfaltar sus calles, devolverles sus viejos nombres, y desde lejos, con el humo, intento darle un beso a la que fue mi Habana; la que descubro con rabia, a pesar de todo, aún la quiero y me atrevo a dedicarle poemas.





(la foto que ilustra este post fue tomada de Pinceladas-rosas)