miércoles, 12 de mayo de 2010

El viejo


El viejo -que así es como lo llamo; no lo conozco por otras señas-, lo veo todas las tardes antes de irme a trabajar. Siempre nos tomamos un café en la Dulcería y hablamos unos minutos en lo que me fumo un tabaquito. En mis días de descanso, a penas si nos tropezamos; yo me dedico al retiro y a escribir en este blog hasta que mi mujer regresa del trabajo. Por eso hoy, al coincidir, me reprocha que no hayamos conversado ayer. Me dice. "Escritor -que es como me conoce; no nos hace falta nombres- vistes las noticias. Mataron a una mujer en Cuba y su marido está grave. Me enteré por María Elvira. ¡Coño! Que ya no se puede ir a Cubita. Leí el otro día por Internet que a un tipo lo cogieron preso por comprar diez “chavitos”. Resulta que se descubrió que eran falsos y ahora al hombre lo acusan de tráfico de divisas, o algo así, y ya lleva detenido una caterva de días. ¡Carajo! Entre lo de los seguros y lo feo que está aquello, mejor no ir. Lo que hay es que sacar a los que nos quedan allá…"