jueves, 13 de mayo de 2010

España, la bella durmiente...

Finalmente, luego de cincuenta años, intelectuales y artistas españoles lanzan al mundo un manifiesto condenando al gobierno cubano por lo que es, y al parecer despiertan de un largo sueño provocado más por el hechizo que por el cansancio. Claro que se aprecia el gesto. A pesar que llega un poquito tarde, reconforta ver que figuras importantes del arte y la cultura en general española, que antes coqueteaban abiertamente con La Habana, ahora impresiona que han rectificado. Por cierto, buscando nombres de artistas españoles, al menos muy famosos en Cuba luego de que se pasara por televisión series en las que eran protagonistas, no veo el de Juan Luis Gallardo, conocido como el Chepa en “Turno de Oficio”, y que interpretara lo mismo a Castro en una película hecha en Miami.

El caso es que, mientras lo hago, recuerdo cuando el actor estuvo en Cienfuegos para rodar “Papeles Secundario”, largometraje al que le guardo especial afecto por tres razones: una, lanzó al estrellato a mi vecinita Leo, hermana de un amigo que creció conmigo en el barrio (Los Pastoritas de Nuevo Vedado); la segunda, porque se filmó casi en su totalidad en el Teatro Terry en la época en que yo trabajaba en el vetusto edificio como rotulista muralista; la tercera, porque hoy día trabaja conmigo, en el aeropuerto, uno de los actores que intervinieron en su rodaje: mi buen ecobio Fernando. Por supuesto, las grandes estrellas de la película, entre ellas Rosita Fornés, fueron hospedados en el Hotel Jagua, y claro que en sus ratos de ocio, sobre todo por las noches, iban al cabaret a disfrutar de la música, los mojitos, el show y las bailarinas; éstas últimas, lindas mulaticas de la que Gallardo quedó prendado de una especialmente hermosa.

Sin embargo, lo que pudo haber sido una preciosa historia de amor, duró poco y terminó fea. Cuando las “autoridades” del Jagua supieron del romance, enseguida le prohibieron a la bella ninfa afrocubana que entrase al cabaret luego de que terminase de bailar, y si lo hacía, pues la botaban del trabajo y además nunca podría visitar de nuevo al hotel, ni como usuario aunque viniese con turistas.

Desde luego que Gallardo, haciendo honor a su apellido, armó la suya. Protestó, dijo públicamente que no entendía el por qué de tan arbitraria actitud, y aseguró que, si no lo permitían estar con su mulatica bajo techo, pues se iba con ella para la calle…; y allí, bajo las estrellas, al amparo de la luna cienfueguera, al borde de la India de Guanaroca -de Rita Longa-; el mar a nuestro alrededor; Havana Club por medio, un grupo de amigos junto con la mulatica bella y su Gallardo novio, nos bebimos en pleno a la madrugada en lo que le explicábamos al escéptico español que eso era muy común en Cuba.

Por cierto, lo increíble es que, cual deja vu, tiempo después la historia se repitió casi de manera exacta, con la sola variante de que era una noche bien fría, la mulatica era otra, y el seducido esta vez fue Paco de Lucias -que tampoco veo en la lista-; que en su nota, y por descuido mío, a punto estuvo de llevarse el único abrigo decente que yo tenia.