jueves, 7 de abril de 2011

Koubek Center, déjalo abierto UM...

La primera vez que leí poesía en Miami en presencia de un publico un tanto numeroso, prácticamente recién llegado de mi vieja Fernandina de Jagua, fue en le Koubek Center de la Universidad de Miami. La lectura, que compartí con Rodrigo de la Luz, tuvo como presentadores a Ángel Cuadra, Rodolfo Martínez Sotomayor y Armando de Armas. Y entre otras gratificaciones que le debo a aquella tarde, es la de que Ignacio Granados, luego de escucharme, apostara por mis décimas y finalmente saliera a la luz un proyecto que venia acariciando desde años: Zona Desconocida, cuaderno al amparo de EdiTPar (Ediciones Itinerantes Paradiso).


A finales del año pasado, tal vez unos quince o veinte días antes de la Feria Internacional del Libro, tuve la suerte de repetir el privilegio de leer en el Koubek… Esta vez junto a un poeta que respeto enormemente por su talento; además del aprecio que le guardo por ser una persona excepcional, lo que en buen criollo se traduce como un “querido ecobio”: el Señor Carlos Pintado.


Pues bien, esta breve catarsis o ataque de nostalgia, brota por así decirlo, después de leer un email que recibiese de Marcos Miranda. El actor y maestro nos pide a todos los que tengamos un mínimo de sensibilidad, apego por el arte y la cultura en general de factura hispana, y particularmente a la criolla fuera de Cuba, que salvemos -o al menos no dejemos de intentarlo- el viejo retiro. Esa suerte de meca de nuestra cultura en el exilio que hoy corre el terrible riesgo de desaparecer, y que responde al nombre del Koubek Center de la UM.

Entrar en detalles sobre las razones que han motivado a los jerarcas de la UM para que se les ocurra clausurar una institución de primer orden para nuestra cultura (cubana), la que ya cuenta con el terrible estigma de habitar divida, y una parte bajo la egida de un “ideal” que la ha desvirtuado enormemente durante cincuenta años, es extenderme más que este extenso párrafo, y sin que consiga expresar lo que deseo y que bien lo resume una palabra: pavor. Por eso, pretendo llamar la atención de que lo que está preparándose entre universitarias bambalinas. Un golpe a nuestra historia, esa, que es lo único que nos queda. Los valores que nos pertenecen, la sabiduría y el talento de muchos, la memoria, lo hecho anteriormente, lo que aún está pendiente por facturarse en nombre de lo que nos da más que el pan y la azúcar, y que únicamente precisa del espiritu (cuando no se tiene hambre, claro está), todo eso no puede prescindir de una institución como el Koubek Center.

Por lo pronto, dejo el enlace de un sitio en el que se puede firmar la petición de que no cierren al Koubek. Yo ya lo hice. Les pido entonces a aquellos que no han firmado todavía, que dejen sus nombres en la lista, que al momento de redactar esta cuartilla ya tenia 106 firmantes (pocos desgraciadamente para conmover a la opinión pública). También está el blog Salvemos al Koubek Center, donde el que lo prefiera puede dejar su opinión.

Personal, pienso que vale la pena cualquier intento porque no salga de nuestra orbita, y se quede para siempre, un espacio como el Koubek… Haz tu bulla.