miércoles, 25 de mayo de 2011

La vergüenza inducida y la mala memoria

Pedro Pablo Oliva: […] Yo soy partidario de la creación, de la formación, de otro partido político en el país. Es un atrevimiento, cuando alguien lo oiga va a decir “éste está loco”, pero…

Edmundo García: Como ésta es una conversación entre tú y yo, ¿nunca has pensado que en Cuba otro partido político sería, automáticamente, el partido de los norteamericanos?





Leyendo aquí o allá, noticias sobre lo acontecido al pintor cubano Pedro Pablo Oliva, me tropiezo en la red con el fragmento de una entrevista que le hiciesen al artista para un lamentable programa radial de Miami. Las respuestas de Oliva a las muy mal intencionadas preguntas, junto a una carta con varias consideraciones suyas sobre la libertad de expresión y filiación que debe practicarse en la Isla, y que publicase meses atrás en el blog Generación Y, vinieron a convertirse en la última gota que podía soportar el repleto vaso de los compañeros de la Asamblea Provincial del Poder Popular en Pinar del Río. Resultado del hastío revolucionario, la expulsión de Oliva del aparato político.

Sin embargo, lo que me llama la atención dentro la maledicencia del periodista, ya proverbial en Miami, es el cínico alarde que hace de su mala memoria y de la tergiversación de la historiografía criolla desde su nacimiento como república (apoyándose en hechos como la segunda carta de Jefferson y la Enmienda Platt), al referirse que la creación de un partido independiente en Cuba representa una obligada injerencia del gobierno americano, y por supuesto, de la consabida mafia cubana del sur de la Florida.

Pero, es lógico también que el entrevistador de marras piense así. La creación del Partido Comunista cubano, luego su desarrollo, y finalmente su longevidad, se debe en primer orden a la manutención que los hermanos soviéticos le prodigaron durante décadas, y al desaparecer esta poderosa fuente de ingresos, se suma ahora la bolivariana ayuda que brinda “desinteresadamente” el actual presidente venezolano.

Visto así, considerando el escenario como probable, creo que la respuesta de Pedro Pablo Oliva hubiese sido más coherente si reconociera como válido el que un partido autónomo no tiene porque avergonzarse de que los norteamericanos lo asistan, ya sea con finanzas o asesoramiento. A fin de cuentas, durante cinco décadas el solitario partido gobernante en la Isla, dirigido ideológicamente, subvencionado por la otrora potencia roja, y apuntalado después por un payaso con recursos, no ha resuelto problema alguno, al contrario, los agrava diariamente.

¿Por qué no probar entonces con los que durante mucho años fueron los “injerencistas” que más contribuyeron al desarrollo de la Isla, ese que fue frenado bruscamente cuando triunfó la revolución…, si eso se traduce en libertad y bienestar?




fragmento de la entrevista tomado del blog de Enrisco
foto: obra del pintor cubano Pedro Pablo Oliva