martes, 14 de junio de 2011

Borges y su permiso...


La anécdota era reiterativa. Incluso, llegué a pensar que se trataba de una leyenda urbana novedosa. Sin embargo, yo la disfrutaba imaginándome al bonaerense respondiéndole al criollo.

Cada vez que nos tomábamos unos tragos, lo mismo en el bar de la pizzería, o en el que está frente al Malecón, cuando conversábamos sobre poesía, de los grandes, terminábamos con Borges, sus sonetos. Los más sabrosos endecasílabos escritos para leer en castellano, concluía yo con orgullo en lo que me empujaba un trago de aquel “ron peleón” y de nuevo llenaba el vaso.

Entonces, no sé si porque, cuando uno esta borracho tiende a repetirse, pero el caso es que mi amigo comenzaba a contar por enésima vez la visita que supuestamente le hizo Fernández Retamar a Borges en Suiza.

Aseguraba éste que el presidente de Casas de las Américas se entrevistó con el ciego para pedirle permiso. Querían publicar una antología de lo más representativo del argentino -de lo mejor sin importar género- con quien el mundo intelectual ha sido lo suficiente injusto como para aún sentirse en deuda -sobre todo los rubios-, y precisaban de la aprobación del maestro.

La parte que yo más disfrutaba, era la que debió ser la respuesta de Borges. Que mi amigo recreaba, incluso con acento porteño. Según él, Jorge Francisco Isidoro, respondió al intelectual cubano.

-Si vos se atreve a publicar mi obra, cosa que dudo, ni derechos de autor les cobro. Sólo quisiera estar convencido de que lo harán, y respetando sobre todo cada punto, coma y tilde. Por cierto -dice mi amigo que concluía Borges-, ¿ya no soy considerado un enemigo?

Si sucedió o no, poco me importa. Yo, cada vez que tenia cuatro tragos arriba, disfrutaba el comportamiento monotemático de mi amigo, en cuanto a Borges, y escuchaba la historia con placer…



El
link es de un artículo que escribiese Carlos Alberto Montaner. Publicado en Neo Club Press, en homenaje al excelente escritor argentino Jorge Luis Borges, y que me hiciera recordar esta historia que cuento.