jueves, 4 de agosto de 2011

¿El hombre que aún ama a los perros?

Cuando terminé de leer en Cuba hace ya más de siete años “La novela de mi vida”, de Leonardo Padura, no tuve la menor idea de que estaba disfrutando de la prosa de un verdadero maestro. Un arquitecto genuino y valiente, conocedor del difícil arte de inventar historias a partir de una realidad muchas veces desfigurada. Incluso, en Cienfuegos, conversando con él en los Jardines de la UNEAC, le dije que esa era la “novela de su vida”, a lo que me contestó sonriendo, repleto de orgullo. Ahora el escritor de Mantilla nos trae “El hombre que amaba a los perros”, que ya se lee en Miami, y que aseguran los que conocen la obra, que es de lo mejor que Leonardo ha publicado hasta este momento.

Sin embargo, me atrevo a discrepar con los que han leído, ya sea la segunda novela (la más reciente), como la primera que menciono al inicio del post. Donde se luce de verdad el compañero Padura; donde deja ver su valía extrema como inventor de las más increíbles historias, transformando esta vez la realidad a su antojo para mejoramiento de un truculento relato que muchos se proponen en diseminar por el mundo, y asimismo con la intención de que muerdan "la guayaba" los más inocentes, está en lo que ha declarado sobre la gestión de Raúl Castro como gobernante de la Isla, de lo que representa en cuanto a libertades y oportunidad su mandato, si se compara con lo hecho por el hermano mayor en estos cincuenta años…, y que reproduce Diario de Cuba

¡Qué decir! Con lo expuesto por tan capaz novelista criollo, me imagino que trabaja en otra entrega muy superior a las anteriores. Algo así como el rescate de Harry Potter por manos de Mario Conde, en medio de las “condiciones del Periodo Especial inglés…”

No, si yo te digo… El mulato además es un jodedor del carajo.