domingo, 18 de septiembre de 2011

El irremediable acto que nos atrapa

Hábito que dista de una agradable costumbre. Práctica que nos impone la subsistencia decente, al menos dentro de las reglas que la sociedad exige; nada de buscar paralelos que nos lleven a un lugar del que luego nos arrepintamos. Repetición para el sagrado peculio que nos costea ciertos vicios. Ciclo que impone la usanza que nos ha marcado, antes de nacer, como obreros. Abejas esclavas del uso y del zumbido. Sinónimos todos que nos obligan a levantarnos tempranos para, después, ya tarde, regresar y de nuevo listos para lo mismo. Sábados y Domingos -y algunos feriados, quien tiene la suerte de disfrutarlos- son el intermedio: un espacio en el tiempo que nos da la oportunidad de reflexionar sobre esa existencia, que a falta de otra, se agradece finalmente.

La rutina, ya sea de cuello y corbata o de botas y casco, a la que estamos sujetos sin remedio alguno, que ha de tomarse como una bendición. Peor es estar obligados a no participar…



Video de Ernesto G.