martes, 17 de enero de 2012

En nombre del nombre correcto...

No creo que se trate de una patológica inocencia. Tampoco asumo que estemos ante un refinada burla, más bien apuesto por la honestidad, si es que la tiene realmente el joven que me ocupa. Y es que no me cabe dudas, los “jóvenes más atrevidos” hoy día, al menos en Cuba, todavía les cuesta llamar a las cosas por su nombre. Es como si aún pretendieran mantenerse dentro de el escaso margen de legalidad que ofrece una sociedad como la cubana (prácticamente allí todo es prohibitivo) por aquello de no arriesgarse demasiado. Juguemos con la cadena, eso sí, evitemos irritar al mono. Así se me antoja su dilema, y puedo entenderlo.

Ahora bien, varios medios en la Red publican las más recientes declaraciones de Eliécer Ávila. El estudiante, ya famoso por la posición incómoda en que dejó a un viejo y experimentado miembro del politburó criollo con su imbécil respuesta (la respuesta del importante funcionario, quiero decir) de que hay demasiados aviones volando, por eso en Cuba todo el mundo en tierra, pues este joven reconoce la necesidad imperiosa de los cubanos a “plantarse” ante la burocracia.

Entiéndase el término "plantarse" como un abierto manifiesto a la inconformidad, tal y como lo hiceron "los plantados', grupo de presos políticos en la Isla renuentes a pactar con el régimen, incluso a usar el uniforme de preso común. En otras palabras, plantarse significa un enfrentamiento abierto en contra de las arcaicas reglas que, como pautas a seguir, son establecidas por la gerontocracia de La Habana dentro de una sociedad cada vez más inoperante. Por supuesto, loable empeño del muchacho, atrevidas declaraciones si se tiene en cuenta el contexto, pero hasta ahí. Siento ambigüedad en sus palabras.

Y es que hallo, el joven Eliecer aún no define por su santo y seña el problema, y lo mismo considero que él, como todo cubano, sí sabe de las causas que lo provocan. No se trata de una simple e ineficiente burocracia (que en realidad existe y crea enormes problemas) la que frena el desarrollo y las necesidades legitimas de un pueblo. Esa burocracia a la que hace referencia Eliécer, no es otra que el Partido Comunista de Cuba, sus más altos dirigentes, la política de un gobierno rígido, ineficaz, que durante más de cincuenta años se ha movido al amparo de la improvisación y los bandazos. Es la élite quien castiga, y de qué manera, a los que intentan exigir sus derechos. Luego entonces, joven, démosle el nombre correcto a cada cosa, y así evitamos cierta ambigüedad al momento de “plantarse…”