miércoles, 17 de enero de 2018

Entrevista a Arístides Pumariega (Aristide)



Aristide, así, a secas, sin más señales que esa. Su nombre nos remite inmediatamente al caricaturista, al artista que igual fue músico, hombre que no para de crear jamás, sin que le importe la superficie donde pinta. Recuerdo, de niño, sin tener muy claro lo que decía, disfrutaba semanalmente de “Subdesarrollo Pérez”. El individuo, este personaje, que se vestía de una manera muy usual a la época, con botas rusas y tabaco en la boca, camisa abierta y medallón enorme, y se expresaba de la misma manera en que se fundaba el lenguaje de esa época, y que terminó como un enemigo declarado del Proceso junto a su creador, fue mi primer contacto con la obra de Arístides Pumariega. Luego, muchos años después, en el exilio, tuve el privilegio de conocer al maestro que es, junto a Rebeca, su compañera de viaje, su mujer. Caricaturista de primer nivel, en un país donde sobran los exponentes big leagues desde que comenzara la historia republicana de la Isla, y la historia grafica lo mismo, Arístides Pumariega me ha contestado este cuestionario, y por eso, por su amistad, le digo: - ¡Gracias, maestro…!



Arisitide, el hombre del arte feeling, que no para de soñar...


por Denis Fortun


Denis Fortun: ¿Quién es Arístides Pumariega, o Aristide a secas?
 
Arístides Pumariega: Un soñador, que  algunas   veces  me despierto.

DF: Cómo llegas a la música y finalmente cómo terminas haciendo caricaturas.
 
AP: De la música,  nunca he salido;  la  caricatura es mi pentagrama.

DF: A mi juicio, uno de tus personajes más emblemáticos es “Subdesarrollo Pérez”. Háblame de su concepción ¿Cómo nace un “tipo popular”, que termina apuntando de manera critica lo que acontece a su alrededor, unas veces manifiesta y otras un tanto velada, en medio de una dictadura que al señalarla en lo más mínimo considera a este acto como traición a la patria?

AP: “Subdesarrollo…” no es mi personaje más emblemático. El personaje emblemático, en  realidad,  soy yo.  “Subdesarrollo…” es el protagonista que serpentea la censura de la dictadura, con  sus  bromas veladas  en  ocasiones, y  directas en otras.  Insertado  en situaciones reales del  entorno, de su  época, hace y dice lo que hubieran querido  decir muchos, y para eso acude al arte de la simulación, que desde  el mismo 1959 se adoptó en Cuba como comportamiento social para la sobrevivencia. Pienso que su popularidad estribó en ubicarse en el costumbrismo gráfico, en su espontaneidad, su   gracia, vestirse  como lo hacían los dirigentes del sindicato, los administradores.  Se  reía de ellos usando  botas rusas, pantalón de  miliciano y una enorme medalla de la Virgen de la Caridad colgada al pecho. Simulaba, vacilaba, figuraba, haciendo descaradamente uso de  la  doble, tercera, y hasta cuarta moral. El lío de “Subdesarrollo…”, fue cuando dejó de jugar con “la  cadena y jugó con el mono”. Hizo un  chistecito a partir de un discurso de Fidel Castro, y ahí lo  desaparecieron a él,  y a mí lógicamente, de la prensa cubana. Estuve  “congelado” por  casi  ocho años. Mi salvación fue la revista Opina.


DF: Otros personajes en tu obra, a los que les tengas especial afecto, menos populares que “Subdesarrollo…”

AP: “La Bobocracia” fue una sección en la revista Bohemia, que salía todas  las semanas. Criticaba a los “bobócratas”, burócratas, personajes  o “cuadros”, como les dicen allá a los dirigentes, que utilizaban la burocracia como método. La publicaron en el periódico  Pravda de Moscú, a modo de ejemplo de lo que podía considerarse la perestroika cubana. Y me cerraron la sección, y me dijeron que en Cuba ya se había “superado” la burocracia.

DF: En cuántos seminarios humorísticos trabajaste en Cuba. ¿Lo has hecho para publicaciones internacionales? Dime por último de tu periodo en la revista “Opina”.

AP: En Cuba, pues en todos. En  Colombia colaboré en varias publicaciones. Y sí, claro, he publicado en revistas lo mismo en  México, Canadá, Venezuela, España, Italia, Japón,  y en  otras más.  En la revista Opina, fui su director artístico de principio a fin. Los  primeros 4 números  se hicieron  en mi casa. Ya  luego  teníamos nuestro espacio en la Demanda  Interna. Opina revolucionó el mundo de la prensa en Cuba hasta ese momento. Abordamos temas como la farándula, los  horóscopos, clasificados de venta y compra, hasta entonces prohibidos en  la Isla. Fue  muy  popular y llegamos  a tirar un millón de  ejemplares,  era un  tabloide, papel  periódico.  Sin embargo, era la  frescura y los  temas,  el diseño en general, lo que gustó tanto. Luego vinieron “Los   Girasoles”, premios de la popularidad otorgados por la población, que votaba por  sus artistas preferidos.  

DF: Todo creador, todo artista, sin que importe cuál sea la manifestación en que se desenvuelve, siempre ha tenido influencias de los grandes que le anteceden. En lo que al contexto cubano se refiere, de marcada tradición y sumamente rico en exponentes dentro de “tu oficio”, quiénes influenciaron en tu desempeño, y a quién consideras tú el caricaturista más significativo en la historia gráfica cubana.


AP: Son varios e importantes los caricaturistas cubanos, pero los clásicos que me   anteceden,  los que considero que ciertamente influyeron en mí, son Conrado Masaguer, Juan David, Eduardo Abela  y  Antonio Prohías.  Aunque te confieso, siempre lo seguí, y creo que me ha  influenciado mucho en mi  dibujo, el caricaturista e ilustrador de origen rumano, conocido por  sus  trabajos en ‘The New Yorker, Saul Steinberg

DF: Personalidades, caricaturas que hayas hecho con disfrute, y que les guardes un especial afecto.

AP: Tantas…,  que no sabría decir cuál me gusta más. “La Habana Piano” es un argumento  recurrente. He realizado innumerables versiones sobre ese tema, y todas  me gustan. Haciendo memoria, diría que me gustan especialmente las que he hecho de Celia Cruz, y aún más la serie de Celia y los  Grandes: Celia  y Pavarotti; Celia y Elvis Presley; Celia y John Lennon; y con otros músicos de los grandes, y bien grandes, algunos con los que  nunca  cantó, pero que en mis caricaturas feeling los reúno en una verdadera constelación de estrellas. Los Beatles de la 8 Street, otro de mis sueños. Los  Cuatro de Liverpool caminando sobre fichas de dominó. Ernesto  Lecuona; Chano Pozo; Paquito D’ Rivera; las colecciones: “New York New York”; “Tejiendo Sueños”; “Estampas  cubanas”... En fin,  lo cierto que en cada una de ellas va un poco de mis  sueños, y están tocadas de mucho sentimiento, mucho feeling.

DF: Sé que ilustras libros de otros autores, sin embargo, ¿hay alguno que recoja, sino toda, una gran mayoría de tu obra y pueda uno disfrutarlo, leerlo?

AP: He publicado varios libros.  “Fidel Castro, el último  dinosaurio”; “Azúcar”; “El Viejo y el Mal”; SubdesarrolloPerez@balsero.coño;  y estoy trabajando en uno nuevo, que  espero,  esté listo para  fin de este año o para  inicios  del próximo. El año  pasado Ubaldo  Medina hizo  el documental “Arístide y sus tres orillas”, increíblemente aparecen en el filme más  de 200 obras mías. Es como si se tratara de un catalogo digital, digo yo.


DF: Arístides y la pintura: ¿pintas lienzos?

AP: Sí, trabajo sobre  lienzo, cartulina, papel reciclado, siempre sin importar el soporte técnico, y trato de mantener el humor.  

DF: Qué significó para ti la revolución cubana, teniendo en cuenta que eras joven al momento de instaurarse en el poder ¿Alguna vez creíste en la “utopía redentora” que nos iba a salvar como nación, según ellos, luego de tanto ultraje supuestamente padecido en la época republicana?

AP: Si te digo la verdad, nunca creí en la utopía.

DF: ¿Cuándo y cómo decides salir definitivamente  de Cuba? ¿Qué razón en especifico te hizo “quemar las naves”?

AP: Yo había quemado mis naves “mentales” hacía bastante tiempo.

DF: Colombia: de tu tiempo allá, junto a Rebeca… ¿Fuiste alguna vez censurado, incluso perseguido, por tu condición de disentir y abandonar Cuba?

AP: Increíblemente sí, y de qué manera. En Colombia tuvimos que pedir protección a la ACNUR (Alto Comisionado  de Naciones  Unidas para Refugiados). Hicimos un libro que nos trajo muchos problemas con la embajada cubana en ese país: “Fidel  Castro, el último dinosaurio”. Lo publicamos con la editorial Oveja Negra, y lo presentamos en la Feria Internacional del Libro de Bogotá, creo que en el 2002.


DF: En el exilio tenemos la libertad para crear, y no estamos sujetos a la férrea censura oficial que se padece en los regímenes totalitarios. Ahora bien, ¿ha tenido Arístides aquí toda la libertad que desea para presentar sus proyectos, y te han apoyado?

AP: Aquí gozo de mucha libertad para soñar, trabajar y vivir. Siempre tengo un proyecto y, si no me apoyan, pues da igual. Siempre insisto.  

DF: Hablando de proyectos, ¿ahora mismo cual tienes?

AP: Tengo muchos, pero estoy empecinado preparando un libro de arte feeling, como llamo lo que hago. Son caricaturas de músicos y de ciudades, todo relacionado con la música. Y estoy trabajando en una colección que pienso, voy a titular “Habana Clásica”,  y que “sueño” sea mi próxima exposición.

DF: Cuba, de nuevo, para concluir, y una pregunta que reitero: ¿es una herida que no cierra, por la que sangras aún?

AP: Cuba es un sueño constante, del que espero poder despertar alguna vez.




Fotos cortesía de Rebeca Esther Ulloa