Aristide,
así, a secas, sin más señales que esa. Su nombre nos remite inmediatamente al
caricaturista, al artista que igual fue músico, hombre que no para de crear jamás,
sin que le importe la superficie donde pinta. Recuerdo, de niño, sin tener muy
claro lo que decía, disfrutaba semanalmente de “Subdesarrollo Pérez”. El
individuo, este personaje, que se vestía de una manera muy usual a la época, con
botas rusas y tabaco en la boca, camisa abierta y medallón enorme, y se
expresaba de la misma manera en que se fundaba el lenguaje de esa época, y que
terminó como un enemigo declarado del Proceso
junto a su creador, fue mi primer contacto con la obra de Arístides Pumariega.
Luego, muchos años después, en el exilio, tuve el privilegio de conocer al
maestro que es, junto a Rebeca, su compañera de viaje, su mujer. Caricaturista de
primer nivel, en un país donde sobran los exponentes big leagues desde que comenzara la historia republicana de la Isla,
y la historia grafica lo mismo, Arístides Pumariega me ha contestado este
cuestionario, y por eso, por su amistad, le digo: - ¡Gracias, maestro…!
Arisitide, el hombre del arte feeling, que no para de soñar...
por
Denis Fortun
Denis Fortun: ¿Quién es Arístides Pumariega, o Aristide a secas?
Arístides Pumariega: Un soñador,
que algunas veces
me despierto.
DF: Cómo llegas a la música y finalmente cómo
terminas haciendo caricaturas.
AP: De la música, nunca he salido; la
caricatura es mi pentagrama.
DF: A mi juicio, uno de tus personajes más
emblemáticos es “Subdesarrollo Pérez”. Háblame de su concepción ¿Cómo nace un
“tipo popular”, que termina apuntando de manera critica lo que acontece a su
alrededor, unas veces manifiesta y otras un tanto velada, en medio de una
dictadura que al señalarla en lo más mínimo considera a este acto como traición
a la patria?
AP: “Subdesarrollo…” no es mi personaje más
emblemático. El personaje emblemático, en
realidad, soy yo. “Subdesarrollo…” es el protagonista que
serpentea la censura de la dictadura, con
sus bromas veladas en
ocasiones, y directas en otras. Insertado
en situaciones reales del entorno,
de su época, hace y dice lo que hubieran
querido decir muchos, y para eso acude al
arte de la simulación, que desde el
mismo 1959 se adoptó en Cuba como comportamiento social para la sobrevivencia. Pienso
que su popularidad estribó en ubicarse en el costumbrismo gráfico, en su espontaneidad,
su gracia, vestirse como lo hacían los dirigentes del sindicato,
los administradores. Se reía de ellos usando botas rusas, pantalón de miliciano y una enorme medalla de la Virgen
de la Caridad colgada al pecho. Simulaba, vacilaba, figuraba, haciendo
descaradamente uso de la doble, tercera, y hasta cuarta moral. El lío
de “Subdesarrollo…”, fue cuando dejó de jugar con “la cadena y jugó con el mono”. Hizo un chistecito a partir de un discurso de Fidel
Castro, y ahí lo desaparecieron a él, y a mí lógicamente, de la prensa cubana. Estuve “congelado” por casi
ocho años. Mi salvación fue la revista Opina.
DF: Otros personajes en tu obra, a los que les tengas
especial afecto, menos populares que “Subdesarrollo…”
AP: “La Bobocracia” fue una sección en la revista
Bohemia, que salía todas las semanas.
Criticaba a los “bobócratas”, burócratas, personajes o “cuadros”, como les dicen allá a los
dirigentes, que utilizaban la burocracia como método. La publicaron en el periódico Pravda
de Moscú, a modo de ejemplo de lo que podía considerarse la perestroika cubana.
Y me cerraron la sección, y me dijeron que en Cuba ya se había “superado” la burocracia.
DF: En cuántos seminarios humorísticos trabajaste en
Cuba. ¿Lo has hecho para publicaciones internacionales? Dime por último de tu
periodo en la revista “Opina”.
AP: En Cuba, pues en todos. En Colombia colaboré en varias
publicaciones. Y sí, claro, he publicado en revistas lo mismo en México, Canadá, Venezuela, España, Italia,
Japón, y en otras más.
En la revista
Opina, fui su director artístico de principio a fin. Los primeros 4 números se hicieron
en mi casa. Ya luego teníamos nuestro espacio en la Demanda Interna. Opina revolucionó el mundo de la
prensa en Cuba hasta ese momento. Abordamos temas como la farándula, los horóscopos, clasificados de venta y compra,
hasta entonces prohibidos en la Isla. Fue muy
popular y llegamos a tirar un millón
de ejemplares, era un
tabloide, papel periódico. Sin embargo, era la frescura y los temas,
el diseño en general, lo que gustó tanto. Luego vinieron “Los Girasoles”, premios de la popularidad
otorgados por la población, que votaba por
sus artistas preferidos.
DF: Todo
creador, todo artista, sin que importe cuál sea la manifestación en que se desenvuelve,
siempre ha tenido influencias de los grandes que le anteceden. En lo que al
contexto cubano se refiere, de marcada tradición y sumamente rico en exponentes
dentro de “tu oficio”, quiénes influenciaron en tu desempeño, y a quién
consideras tú el caricaturista más significativo en la historia gráfica cubana.
AP: Son varios e importantes los caricaturistas cubanos,
pero los clásicos que me
anteceden, los que considero que
ciertamente influyeron en mí, son Conrado Masaguer, Juan David, Eduardo Abela y
Antonio Prohías. Aunque te
confieso, siempre lo seguí, y creo que me ha
influenciado mucho en mi dibujo,
el caricaturista e ilustrador de origen rumano, conocido por sus
trabajos en ‘The New Yorker, Saul Steinberg
DF: Personalidades, caricaturas que hayas hecho con
disfrute, y que les guardes un especial afecto.
AP: Tantas…,
que no sabría decir cuál me gusta más. “La Habana Piano” es un argumento recurrente. He realizado innumerables
versiones sobre ese tema, y todas me
gustan. Haciendo memoria, diría que me gustan especialmente las que he hecho de
Celia Cruz, y aún más la serie de Celia y los
Grandes: Celia y Pavarotti; Celia
y Elvis Presley; Celia y John Lennon; y con otros músicos de los grandes, y
bien grandes, algunos con los que
nunca cantó, pero que en mis caricaturas
feeling los reúno en una verdadera constelación
de estrellas. Los Beatles de la 8 Street, otro de mis sueños. Los Cuatro de Liverpool caminando sobre fichas de
dominó. Ernesto Lecuona; Chano Pozo; Paquito
D’ Rivera; las colecciones: “New York New York”; “Tejiendo Sueños”;
“Estampas cubanas”... En fin, lo cierto que en cada una de ellas va un poco
de mis sueños, y están tocadas de mucho sentimiento,
mucho feeling.
DF: Sé que ilustras libros de otros autores, sin
embargo, ¿hay alguno que recoja, sino toda, una gran mayoría de tu obra y pueda
uno disfrutarlo, leerlo?
AP: He publicado varios libros. “Fidel Castro, el último dinosaurio”; “Azúcar”; “El Viejo y el Mal”; SubdesarrolloPerez@balsero.coño;
y estoy trabajando en uno nuevo, que espero,
esté listo para fin de este año o para inicios
del próximo. El
año pasado Ubaldo Medina hizo
el documental “Arístide y sus tres orillas”, increíblemente aparecen en
el filme más de 200 obras mías. Es como
si se tratara de un catalogo digital, digo yo.
DF: Arístides y la pintura: ¿pintas lienzos?
AP: Sí, trabajo sobre
lienzo, cartulina, papel reciclado, siempre sin importar el soporte
técnico, y trato de mantener el humor.
DF: Qué significó para ti la revolución cubana,
teniendo en cuenta que eras joven al momento de instaurarse en el poder ¿Alguna
vez creíste en la “utopía redentora” que nos iba a salvar como nación, según
ellos, luego de tanto ultraje supuestamente padecido en la época republicana?
AP: Si te digo la verdad, nunca creí en la utopía.
DF: ¿Cuándo y cómo decides salir definitivamente de Cuba? ¿Qué razón en especifico te hizo
“quemar las naves”?
AP: Yo había quemado mis naves “mentales” hacía bastante
tiempo.
DF: Colombia: de tu tiempo allá, junto a Rebeca… ¿Fuiste
alguna vez censurado, incluso perseguido, por tu condición de disentir y
abandonar Cuba?
AP: Increíblemente sí, y de qué manera. En Colombia
tuvimos que pedir protección a la ACNUR (Alto Comisionado de Naciones
Unidas para Refugiados). Hicimos un libro que nos trajo muchos problemas
con la embajada cubana en ese país: “Fidel
Castro, el último dinosaurio”. Lo publicamos con la editorial Oveja
Negra, y lo presentamos en la Feria Internacional del Libro de Bogotá, creo que
en el 2002.
DF: En el exilio tenemos
la libertad para crear, y no estamos sujetos a la férrea censura oficial que se
padece en los regímenes totalitarios. Ahora bien, ¿ha tenido Arístides aquí
toda la libertad que desea para presentar sus proyectos, y te han apoyado?
AP: Aquí gozo de mucha libertad para soñar, trabajar
y vivir. Siempre tengo un proyecto y, si no me apoyan, pues da igual. Siempre insisto.
DF: Hablando de proyectos, ¿ahora mismo cual tienes?
AP: Tengo muchos, pero estoy empecinado preparando un
libro de arte feeling, como llamo lo
que hago. Son caricaturas de músicos y de ciudades, todo relacionado con la
música. Y estoy trabajando en una colección que pienso, voy a titular “Habana Clásica”, y que “sueño” sea mi próxima exposición.
DF: Cuba, de nuevo, para concluir, y una pregunta que
reitero: ¿es una herida que no cierra, por la que sangras aún?
AP: Cuba es un sueño constante, del que espero poder despertar
alguna vez.
Fotos cortesía de Rebeca Esther Ulloa