Por cierto, confieso también que falta una pregunta concerniente a lo que podría encontrarse quien se dé cita en Esta noche... el próximo día 24de febrero, y que le hiciera por teléfono a Rodolfo: ¿Cómo es que te arriesgas a unir bajo el mismo techo a un narrador (Ernesto G.) y dos poetas (Joaquín y Rolando Jorge), donde uno de ellos además (Rolando) presentará su más reciente libro, lo que hallo, no admite complicidades de ninguna índole?
La contestación fue escueta. –Se trata de una sorpresa y lamentablemente no puedo adelantar ni el más mínimo detalle-.
Nada, que hemos de ir este viernes a Delio Photo Studio... ¡Ah! Déjame decirte, Rodolfo, que Cienfuegos es una ciudad que no admite paralelos por lo hermosa y distinguida. Pero no por eso pretendo ningunear al Cotorro, que hasta tiene una barreada que llaman El Vedado. Detalle que olvidaste mencionar...
Afectos, identidad y literatura. Más que todo, la vida...
por Denis Fortun
Denis Fortun. ¿Quién es Rodolfo Martínez Sotomayor?
Rodolfo Martínez Sotomayor. Un ser humano, con defectos y virtudes. Tratando de tener más de lo segundo que de lo primero, e inmerso en esa constante pelea por alcanzarlo. Apostando por la creación, por la libertad, por la tolerancia. Pidiéndole empatía a la divinidad y tanta capacidad de aceptación como de comprensión. Tratando de no poner nunca mis ambiciones por encima de mi capacidad de sacrificio. Aferrado a una ideología trascendental: La familia y los amigos, siendo a veces más leal que justo. Alguien que disfruta la literatura, el cine, la música, el teatro; pero sobre todo, la vida.
DF. ¿Cómo un joven del Cotorro, poblado que algunos habaneros ubican en medio de la geografía de “Habana Campo”, llega a Miami?
RMS. Vamos Denis, no hay que exagerar, el Cotorro no queda en Cienfuegos, es parte de la Ciudad de La Habana. Eso de “Habana Campo” es un eufemismo más de los cubanos. Una manera de menospreciar todo lo que se sale de su círculo y así creerse parte de algo importante. Además, no olvides que el Cotorro tiene aportes históricos valiosos, una ciudad fundada en 1732 por los Condes Bayona. Con una monumental parroquia de peculiar estilo arquitectónico que data de esos años, llamada, por cierto, pero no despectivamente: La Catedral de los Campos de Cuba, declarada monumento nacional desde 1946. Visitada por ilustres personalidades como Ignacio Agramonte, Morell de Santa Cruz, la Reina Sofía y un largo etcétera. Allí tuvo lugar una gran sublevación de esclavos en el Ingenio de Quiebra Hacha, 200 años antes de La Demajagua. Allí está aún la empresa siderúrgica mayor del país, la antigua fábrica Hatuey, fundada por la Bacardí y ya desde los años 50 poseía textileras, empresas de construcción de piezas para la industria automotriz, fábricas de zapatos y una larga gama de productos industriales. Si vas a la cultura, a varios pasos se encuentra la finca La Vigía, lugar de residencia de Ernest Hemingway hasta el 1961, donde escribió Por quién doblan las campanas, Adiós a las armas y otras más. Según él, un lugar de mucha inspiración.
Vaya, que aunque ya he vivido más años en Miami que en el Cotorro, tengo hasta orgullo de ese origen. Aunque te diré que del Cotorro salimos, felizmente, a través de Jamaica, mi esposa Eva y yo por una reclamación familiar en el año 1989.
DF. Tu pasión por la literatura y el acto de publicar luego, ¿cuándo comienza, cuándo se desencadena finalmente en letra impresa, y cuántos suman hasta hoy tus libros editados?
RMS. Comencé a escribir desde niño, montones de poemas, cuentos, hasta novelas policíacas y de ciencia-ficción. Y lo primero que publiqué --por favor Denis, no te rías--, fue un poema en la revista Pionero a los 10 años. Cuando salí de Cuba iba a publicarse algo en la revista Somos Jóvenes; bueno, como dicen por ahí, “de chiquito no se vale”. Cuando llego a Miami comienzo a publicar y a colaborar en diversas revistas y periódicos. En periodismo hice de todo, reportajes de investigación, entrevistas a personajes de la cultura como Moreno Fraginals, Paquito de Rivera, Delia Fiallo, Fausto Miranda y un largo etcétera. Publiqué criticas de cine, de literatura, de teatro, artículos de opinión en revistas y periódicos como: Carteles, Diario Las Américas, Encuentro, El Nuevo Herald, El Universal y otras. Mi primer libro de relatos fue Contrastes (La torre de papel, 1996), le siguió Claustrofobia y otros encierros (Ediciones Universal, 2005) y Palabras por un joven suicida (Editorial Silueta, 2006) Tengo tres libros inéditos: una novela, uno de cuentos y otro de poesía que saldrán en su momento.
DF. En cuál género literario te sientes más cómodo al momento de la creación.
RMS. Me siento muy cómodo con el cuento y me fascina la novela. Según algunos críticos y amigos, mis cuentos largos parecen novelas cortas. Y lo que más he escrito es poesía.
Ya sé que te sorprenderás, lo que sucede es que a la poesía la respeto mucho, demasiado tal vez y por eso, aunque han aparecido poemas míos en algunas en antologías, nunca he sacado un cuaderno completo. Hay muchos buenos poetas en esta ciudad, y que respeto además.
DF. Como periodista que eres, te pregunto, ¿el periodismo cultural, la crítica ya sea literaria, en las artes escénicas, o en cualquier otra manifestación, piensas que se desenvuelve de manera saludable en el Miami criollo (entiéndase el cubano) con la honestidad, la justeza que merece, o sirve únicamente para desperdigar sobre el papel o la pantalla de un ordenador el resentimiento que le asiste a algunos “críticos y reporteros” y por tanto deja ser interesante?
RMS. No hay nada tan caótico como la libertad de expresión, pero parafraseando a Churchill, hasta el momento no hay nada mejor que contribuya a la felicidad del hombre. Al menos espiritualmente. Emitir un criterio con responsabilidad no es obligatorio en la democracia. La inevitable consecuencia: Por un lado excelentes críticos y por otro, juicios viciados por ignorancia o mala intensión.
Te pongo ejemplos de esas tendencias y es mejor: A veces pareciera ser más importante para el crítico demostrar que sabe mucho, antes que hacer un análisis de una obra. Este tipo de reseña, culmina con dos o tres oraciones sobre la obra, ya sea teatral o literaria luego de una extensa disertación del crítico donde parece olvidar su objetivo inicial.
Otra tendencia es la del prejuicio, no se ve o no se lee la propuesta del artista, sino que se parte de una idea pre-concebida de lo que debe ser, si esta se sale de estos moldes, la tarea es rebajar su nivel. Este tipo de crítico está relacionado con el juicio marxista de la historia u otras aberraciones ya en decadencia.
También existe el crítico por amistad, este tiene dos subdivisiones, una más dañina que la otra, la primera es de quien habla mucho sin decir nada, puedo entender ese pudor por herir al amigo que ha puesto el empeño en una obra y se sentiría decepcionado, triste.
La segunda, sí es peligrosa y hace perder credibilidad a quien la ejerce, se trata de quien utiliza adjetivos inmerecidos, exagerados para una obra artística que no tiene esos atributos y todo el mundo lo sabe. El que sale perdiendo, repito, es el crítico.
Los resentidos son otra cosa, una especie de enfermedad, al no lograr el reconocimiento que se cree merecer o se merece, queda un trauma. Se transforma en malestar constante, en bilis y sarcasmos, en golpes a ciegas a diestra y siniestra. Te repito, es otra cosa, una enfermedad que merece compasión más que atención.
DF. ¿Crees que dentro del espectro de las comunidades hispanas que habitan en Miami, la cubana es la que más aporta a la cultura de la ciudad, o esa suerte de ego incurable que padecemos no nos deja ver lo que otros, lo mismo hacen por el arte y la literatura?
RMS. No creo que sea el ego incurable, si no se tiene autoestima no se puede lograr nada grandioso. Hay que hacer un balance entre virtudes y defectos y encontrar la justa valoración de nosotros como pueblo. Todas las naciones tienen orgullo de sus raíces, una condición indispensable para crecer. Aberración es creer inferiores a otras etnias. Tuvimos el caso del nazismo en un país tan civilizado como Alemania. No creo que lleguemos hasta ahí. Lo nuestro es casi infantil en comparación.
Es obvio que al llevar más de 50 años de exilio, hemos tenido más tiempo y recursos para desarrollar la cultura en Miami, pero el aporte de otras nacionalidades que llegaron después es innegable, ahora mismo tenemos al Teatro Trail dirigido por una Colombiana, Marisol Correa, donde hay puestas con actores de diversas nacionalidades. Tenemos programas de contenido cultural en Radio Caracol, también de Colombia. Acaba de finalizar el festival Latinoamericano del monólogo en Havanafama donde han participado escritores y actores que viven en Miami de origen argentino, dominicano, venezolano, colombiano entre otros. Yo mismo tuve una columna semanal en un periódico de venezolanos. En el TEMFest, dirigido por Sandra y Ernesto García, han participado compañías con actores latinos no cubanos, en fin. La lista es larga.
DF. Un buen día el escritor se convierte en empresario y con la antología homenaje a Juan Francisco Pulido nace Editorial Silueta. Se impone las finanzas a la creación.
RMS. Este libro al que te refieres, con el que inauguramos la editorial, fue financiado en su totalidad por nosotros. Creo que eso te responde algo. La edición se agotó y la ganancia mayor fue que se divulgara el talento de un joven escritor de valor. Por este libro, el nombre de Juan Francisco Pulido se encuentra en el diccionario del Español en los Estados Unidos. Dio pie además a que se conociera a ese tipo de personas que yo llamo “la aristocracia del espíritu”, la familia de Pulido, sus padres Carlos y Elisa, grandes amigos nuestros. También fue un preludio para dar a la luz sus obras completas. Un legado muy valioso.
DF. ¿Existe un patrón que respetes estrictamente al momento de elegir un libro? ¿O en cambio prima el deseo de un autor por saberse édito, y "que suene entonces la caja contadora" y por consecuencia el rigor editorial disminuye? Por decirlo de algún modo, ¿se convierte más tolerante el proceso si la chequera está respaldada por excelentes fondos?
RMS. Denis, qué obsesión tuya con el dinero. Te diré algo, la economía y la libertad están muy relacionadas. Mucho más de lo que se cree en la democracia. La dependencia económica es la antesala de la corrupción. Es por eso que los sistemas totalitarios propician, la peor de todas, la venta del alma. Como dice cínicamente Perugorría en un filme cubano “La libertad está sobrevalorada, la gente prefiere la estabilidad”. Las personas necesitan del Estado para vivir por lo tanto, tienen que servirle. En la democracia, las instituciones y ¿por qué no? los aspirantes presidenciales, reciben grandes fondos que deben devolver con favores, se hace así muy difícil mantener la integridad total. Es una utopía separar capital y poder político. Obama salvó a los bancos y no las casas de la clase media. Su rival prometía hacer lo mismo. Toda esta monserga es para resumirte que la única manera de mantener algo incorruptible es alejarlo de la dependencia económica.
Yo no vivo de la editorial, no respondo a intereses económicos ni políticos, y esto posibilita ser estrictamente selectivo con lo que publico. O sea, tengo libertad para elegir sólo calidad y ese es el mayor propósito de la Editorial Silueta.
DF. Si un escritor quiere publicar con la Editorial Silueta, ¿qué hace?
RMS. En el internet se encuentra nuestra página y correo de contacto.
DF. Quién carga con el peso editorial en cuanto a revisión, correcciones de estilo y otros menesteres literarios, ¿tú o Eva?
RMS. Trabajamos en equipo, otros colaboradores anónimos lo hacen a veces, cuando un proyecto grande lo requiere.
DF. Recién se va a estrenar la peña “Esta noche en Delio’s ¿Qué pretendes tú (a los otros dos implicados le preguntaré en su momento) en cuanto al proyecto? ¿Intentas lograr “En esta noche…” un espacio que fusione con tu editorial; una suerte de sede de Silueta? ¿Una plaza donde además confluirán la fotografía y la realización de vídeos en medio de descargas y lecturas de poemas, cuentos, qué sé yo…?
RMS. Denis, me estás ahorrando el trabajo de pensar, tu pregunta lleva la respuesta, haré un copy and paste para responderte: “una plaza donde además confluirán la fotografía y la realización de vídeos en medio de descargas y lecturas de poemas, cuentos”. Le adiciono además que, es un espacio dispuesto a escuchar propuestas; las proyecciones de vídeos pueden abrir o cerrar las presentaciones, las exposiciones. Todo lo que venga, desde luego, con buen gusto y calidad.
DF. ¿Qué les dirías a los que no se avienen al empeño que compartes con Ernesto G., y el propio Delio Regueral?
RMS. Tienen su derecho. Habría que empezar por explicar cual es el empeño que se comparte. Es en realidad el que hace posible cada proyecto en común. La unidad de propósitos es lo más importante. Delio es un artista plástico, alguien que gusta de la literatura además, con criterios muy independientes. ISawfinger Productions y Editorial Silueta han trabajado en perfecta armonía desde que iniciaron la colaboración. El secreto es la confluencia, Ernesto G. y yo además de la literatura, compartimos la pasión por el cine.
Hemos puesto tanto esfuerzo en la elaboración de los vídeos promocionales como en la presentación. Sin apenas darnos cuenta hicimos un corto de 20 minutos que se proyectó
durante el Festival de Teatro en Miami (TEMFest) en Teatro en Miami Studio. Repetimos la experiencia con Es triste ser gato y ser tuerto, otro corto para el libro del mismo título. Esta es otra fase de la colaboración.
DF. Una última pregunta que gusto de repetir. Cuba, ¿herida que sigue abierta y sangra, o una cicatriz que ya cerró hace mucho?
RMS. Cuba es el país de mi infancia, de mi adolescencia. El lugar que nunca puedo apartar de mí. Tampoco quiero. La identidad está unida a los afectos más profundos, aunque hayamos creado nuestra pequeña patria con todo lo que nos haga felices. Cuba son las habaneras de María Teresa Vera que escuchaba cantar a mi madre, las décimas de mi abuela, mi padre tocando el laúd y cantando El guateque de Portabales mientras yo como mazorcas de maíz azadas en el patio. Cuba son mis primeras lecturas. Arrancarla es negar lo que soy, romper la memoria, la evolución natural. Sólo que ya dejé de sentirla como una herida abierta, ya hace mucho que mi relación con ella es más teológica que patriótica. Creo que más importante que cambiar el sistema social es cambiar al hombre, al cubano, como diría Juan Pablo II, para que todo sea renovado o como diría René Ariza, eliminar el Castro que llevamos dentro. Cuando te decía que mi ideología era la familia y los amigos, confirmaba esa negación del falso patriotismo, no se puede tener caridad con los desconocidos sino se tiene primero con los cercanos, no es creíble. Cuando eso pasa, el servicio a la nación ya no es alentado por motivaciones profundas sino egoístas. Creo que somos parte del dolor de crecer, vivimos nuestra edad media como lo vivió Europa, nuestras guerras mundiales son más de 50 años de dictadura. Al igual que ella, con la madurez que traen consigo los años, llegaremos a la civilidad. Estoy seguro...
por Denis Fortun
Denis Fortun. ¿Quién es Rodolfo Martínez Sotomayor?
Rodolfo Martínez Sotomayor. Un ser humano, con defectos y virtudes. Tratando de tener más de lo segundo que de lo primero, e inmerso en esa constante pelea por alcanzarlo. Apostando por la creación, por la libertad, por la tolerancia. Pidiéndole empatía a la divinidad y tanta capacidad de aceptación como de comprensión. Tratando de no poner nunca mis ambiciones por encima de mi capacidad de sacrificio. Aferrado a una ideología trascendental: La familia y los amigos, siendo a veces más leal que justo. Alguien que disfruta la literatura, el cine, la música, el teatro; pero sobre todo, la vida.
DF. ¿Cómo un joven del Cotorro, poblado que algunos habaneros ubican en medio de la geografía de “Habana Campo”, llega a Miami?
RMS. Vamos Denis, no hay que exagerar, el Cotorro no queda en Cienfuegos, es parte de la Ciudad de La Habana. Eso de “Habana Campo” es un eufemismo más de los cubanos. Una manera de menospreciar todo lo que se sale de su círculo y así creerse parte de algo importante. Además, no olvides que el Cotorro tiene aportes históricos valiosos, una ciudad fundada en 1732 por los Condes Bayona. Con una monumental parroquia de peculiar estilo arquitectónico que data de esos años, llamada, por cierto, pero no despectivamente: La Catedral de los Campos de Cuba, declarada monumento nacional desde 1946. Visitada por ilustres personalidades como Ignacio Agramonte, Morell de Santa Cruz, la Reina Sofía y un largo etcétera. Allí tuvo lugar una gran sublevación de esclavos en el Ingenio de Quiebra Hacha, 200 años antes de La Demajagua. Allí está aún la empresa siderúrgica mayor del país, la antigua fábrica Hatuey, fundada por la Bacardí y ya desde los años 50 poseía textileras, empresas de construcción de piezas para la industria automotriz, fábricas de zapatos y una larga gama de productos industriales. Si vas a la cultura, a varios pasos se encuentra la finca La Vigía, lugar de residencia de Ernest Hemingway hasta el 1961, donde escribió Por quién doblan las campanas, Adiós a las armas y otras más. Según él, un lugar de mucha inspiración.
Vaya, que aunque ya he vivido más años en Miami que en el Cotorro, tengo hasta orgullo de ese origen. Aunque te diré que del Cotorro salimos, felizmente, a través de Jamaica, mi esposa Eva y yo por una reclamación familiar en el año 1989.
DF. Tu pasión por la literatura y el acto de publicar luego, ¿cuándo comienza, cuándo se desencadena finalmente en letra impresa, y cuántos suman hasta hoy tus libros editados?
RMS. Comencé a escribir desde niño, montones de poemas, cuentos, hasta novelas policíacas y de ciencia-ficción. Y lo primero que publiqué --por favor Denis, no te rías--, fue un poema en la revista Pionero a los 10 años. Cuando salí de Cuba iba a publicarse algo en la revista Somos Jóvenes; bueno, como dicen por ahí, “de chiquito no se vale”. Cuando llego a Miami comienzo a publicar y a colaborar en diversas revistas y periódicos. En periodismo hice de todo, reportajes de investigación, entrevistas a personajes de la cultura como Moreno Fraginals, Paquito de Rivera, Delia Fiallo, Fausto Miranda y un largo etcétera. Publiqué criticas de cine, de literatura, de teatro, artículos de opinión en revistas y periódicos como: Carteles, Diario Las Américas, Encuentro, El Nuevo Herald, El Universal y otras. Mi primer libro de relatos fue Contrastes (La torre de papel, 1996), le siguió Claustrofobia y otros encierros (Ediciones Universal, 2005) y Palabras por un joven suicida (Editorial Silueta, 2006) Tengo tres libros inéditos: una novela, uno de cuentos y otro de poesía que saldrán en su momento.
DF. En cuál género literario te sientes más cómodo al momento de la creación.
RMS. Me siento muy cómodo con el cuento y me fascina la novela. Según algunos críticos y amigos, mis cuentos largos parecen novelas cortas. Y lo que más he escrito es poesía.
Ya sé que te sorprenderás, lo que sucede es que a la poesía la respeto mucho, demasiado tal vez y por eso, aunque han aparecido poemas míos en algunas en antologías, nunca he sacado un cuaderno completo. Hay muchos buenos poetas en esta ciudad, y que respeto además.
DF. Como periodista que eres, te pregunto, ¿el periodismo cultural, la crítica ya sea literaria, en las artes escénicas, o en cualquier otra manifestación, piensas que se desenvuelve de manera saludable en el Miami criollo (entiéndase el cubano) con la honestidad, la justeza que merece, o sirve únicamente para desperdigar sobre el papel o la pantalla de un ordenador el resentimiento que le asiste a algunos “críticos y reporteros” y por tanto deja ser interesante?
RMS. No hay nada tan caótico como la libertad de expresión, pero parafraseando a Churchill, hasta el momento no hay nada mejor que contribuya a la felicidad del hombre. Al menos espiritualmente. Emitir un criterio con responsabilidad no es obligatorio en la democracia. La inevitable consecuencia: Por un lado excelentes críticos y por otro, juicios viciados por ignorancia o mala intensión.
Te pongo ejemplos de esas tendencias y es mejor: A veces pareciera ser más importante para el crítico demostrar que sabe mucho, antes que hacer un análisis de una obra. Este tipo de reseña, culmina con dos o tres oraciones sobre la obra, ya sea teatral o literaria luego de una extensa disertación del crítico donde parece olvidar su objetivo inicial.
Otra tendencia es la del prejuicio, no se ve o no se lee la propuesta del artista, sino que se parte de una idea pre-concebida de lo que debe ser, si esta se sale de estos moldes, la tarea es rebajar su nivel. Este tipo de crítico está relacionado con el juicio marxista de la historia u otras aberraciones ya en decadencia.
También existe el crítico por amistad, este tiene dos subdivisiones, una más dañina que la otra, la primera es de quien habla mucho sin decir nada, puedo entender ese pudor por herir al amigo que ha puesto el empeño en una obra y se sentiría decepcionado, triste.
La segunda, sí es peligrosa y hace perder credibilidad a quien la ejerce, se trata de quien utiliza adjetivos inmerecidos, exagerados para una obra artística que no tiene esos atributos y todo el mundo lo sabe. El que sale perdiendo, repito, es el crítico.
Los resentidos son otra cosa, una especie de enfermedad, al no lograr el reconocimiento que se cree merecer o se merece, queda un trauma. Se transforma en malestar constante, en bilis y sarcasmos, en golpes a ciegas a diestra y siniestra. Te repito, es otra cosa, una enfermedad que merece compasión más que atención.
DF. ¿Crees que dentro del espectro de las comunidades hispanas que habitan en Miami, la cubana es la que más aporta a la cultura de la ciudad, o esa suerte de ego incurable que padecemos no nos deja ver lo que otros, lo mismo hacen por el arte y la literatura?
RMS. No creo que sea el ego incurable, si no se tiene autoestima no se puede lograr nada grandioso. Hay que hacer un balance entre virtudes y defectos y encontrar la justa valoración de nosotros como pueblo. Todas las naciones tienen orgullo de sus raíces, una condición indispensable para crecer. Aberración es creer inferiores a otras etnias. Tuvimos el caso del nazismo en un país tan civilizado como Alemania. No creo que lleguemos hasta ahí. Lo nuestro es casi infantil en comparación.
Es obvio que al llevar más de 50 años de exilio, hemos tenido más tiempo y recursos para desarrollar la cultura en Miami, pero el aporte de otras nacionalidades que llegaron después es innegable, ahora mismo tenemos al Teatro Trail dirigido por una Colombiana, Marisol Correa, donde hay puestas con actores de diversas nacionalidades. Tenemos programas de contenido cultural en Radio Caracol, también de Colombia. Acaba de finalizar el festival Latinoamericano del monólogo en Havanafama donde han participado escritores y actores que viven en Miami de origen argentino, dominicano, venezolano, colombiano entre otros. Yo mismo tuve una columna semanal en un periódico de venezolanos. En el TEMFest, dirigido por Sandra y Ernesto García, han participado compañías con actores latinos no cubanos, en fin. La lista es larga.
DF. Un buen día el escritor se convierte en empresario y con la antología homenaje a Juan Francisco Pulido nace Editorial Silueta. Se impone las finanzas a la creación.
RMS. Este libro al que te refieres, con el que inauguramos la editorial, fue financiado en su totalidad por nosotros. Creo que eso te responde algo. La edición se agotó y la ganancia mayor fue que se divulgara el talento de un joven escritor de valor. Por este libro, el nombre de Juan Francisco Pulido se encuentra en el diccionario del Español en los Estados Unidos. Dio pie además a que se conociera a ese tipo de personas que yo llamo “la aristocracia del espíritu”, la familia de Pulido, sus padres Carlos y Elisa, grandes amigos nuestros. También fue un preludio para dar a la luz sus obras completas. Un legado muy valioso.
DF. ¿Existe un patrón que respetes estrictamente al momento de elegir un libro? ¿O en cambio prima el deseo de un autor por saberse édito, y "que suene entonces la caja contadora" y por consecuencia el rigor editorial disminuye? Por decirlo de algún modo, ¿se convierte más tolerante el proceso si la chequera está respaldada por excelentes fondos?
RMS. Denis, qué obsesión tuya con el dinero. Te diré algo, la economía y la libertad están muy relacionadas. Mucho más de lo que se cree en la democracia. La dependencia económica es la antesala de la corrupción. Es por eso que los sistemas totalitarios propician, la peor de todas, la venta del alma. Como dice cínicamente Perugorría en un filme cubano “La libertad está sobrevalorada, la gente prefiere la estabilidad”. Las personas necesitan del Estado para vivir por lo tanto, tienen que servirle. En la democracia, las instituciones y ¿por qué no? los aspirantes presidenciales, reciben grandes fondos que deben devolver con favores, se hace así muy difícil mantener la integridad total. Es una utopía separar capital y poder político. Obama salvó a los bancos y no las casas de la clase media. Su rival prometía hacer lo mismo. Toda esta monserga es para resumirte que la única manera de mantener algo incorruptible es alejarlo de la dependencia económica.
Yo no vivo de la editorial, no respondo a intereses económicos ni políticos, y esto posibilita ser estrictamente selectivo con lo que publico. O sea, tengo libertad para elegir sólo calidad y ese es el mayor propósito de la Editorial Silueta.
DF. Si un escritor quiere publicar con la Editorial Silueta, ¿qué hace?
RMS. En el internet se encuentra nuestra página y correo de contacto.
DF. Quién carga con el peso editorial en cuanto a revisión, correcciones de estilo y otros menesteres literarios, ¿tú o Eva?
RMS. Trabajamos en equipo, otros colaboradores anónimos lo hacen a veces, cuando un proyecto grande lo requiere.
DF. Recién se va a estrenar la peña “Esta noche en Delio’s ¿Qué pretendes tú (a los otros dos implicados le preguntaré en su momento) en cuanto al proyecto? ¿Intentas lograr “En esta noche…” un espacio que fusione con tu editorial; una suerte de sede de Silueta? ¿Una plaza donde además confluirán la fotografía y la realización de vídeos en medio de descargas y lecturas de poemas, cuentos, qué sé yo…?
RMS. Denis, me estás ahorrando el trabajo de pensar, tu pregunta lleva la respuesta, haré un copy and paste para responderte: “una plaza donde además confluirán la fotografía y la realización de vídeos en medio de descargas y lecturas de poemas, cuentos”. Le adiciono además que, es un espacio dispuesto a escuchar propuestas; las proyecciones de vídeos pueden abrir o cerrar las presentaciones, las exposiciones. Todo lo que venga, desde luego, con buen gusto y calidad.
DF. ¿Qué les dirías a los que no se avienen al empeño que compartes con Ernesto G., y el propio Delio Regueral?
RMS. Tienen su derecho. Habría que empezar por explicar cual es el empeño que se comparte. Es en realidad el que hace posible cada proyecto en común. La unidad de propósitos es lo más importante. Delio es un artista plástico, alguien que gusta de la literatura además, con criterios muy independientes. ISawfinger Productions y Editorial Silueta han trabajado en perfecta armonía desde que iniciaron la colaboración. El secreto es la confluencia, Ernesto G. y yo además de la literatura, compartimos la pasión por el cine.
Hemos puesto tanto esfuerzo en la elaboración de los vídeos promocionales como en la presentación. Sin apenas darnos cuenta hicimos un corto de 20 minutos que se proyectó
durante el Festival de Teatro en Miami (TEMFest) en Teatro en Miami Studio. Repetimos la experiencia con Es triste ser gato y ser tuerto, otro corto para el libro del mismo título. Esta es otra fase de la colaboración.
DF. Una última pregunta que gusto de repetir. Cuba, ¿herida que sigue abierta y sangra, o una cicatriz que ya cerró hace mucho?
RMS. Cuba es el país de mi infancia, de mi adolescencia. El lugar que nunca puedo apartar de mí. Tampoco quiero. La identidad está unida a los afectos más profundos, aunque hayamos creado nuestra pequeña patria con todo lo que nos haga felices. Cuba son las habaneras de María Teresa Vera que escuchaba cantar a mi madre, las décimas de mi abuela, mi padre tocando el laúd y cantando El guateque de Portabales mientras yo como mazorcas de maíz azadas en el patio. Cuba son mis primeras lecturas. Arrancarla es negar lo que soy, romper la memoria, la evolución natural. Sólo que ya dejé de sentirla como una herida abierta, ya hace mucho que mi relación con ella es más teológica que patriótica. Creo que más importante que cambiar el sistema social es cambiar al hombre, al cubano, como diría Juan Pablo II, para que todo sea renovado o como diría René Ariza, eliminar el Castro que llevamos dentro. Cuando te decía que mi ideología era la familia y los amigos, confirmaba esa negación del falso patriotismo, no se puede tener caridad con los desconocidos sino se tiene primero con los cercanos, no es creíble. Cuando eso pasa, el servicio a la nación ya no es alentado por motivaciones profundas sino egoístas. Creo que somos parte del dolor de crecer, vivimos nuestra edad media como lo vivió Europa, nuestras guerras mundiales son más de 50 años de dictadura. Al igual que ella, con la madurez que traen consigo los años, llegaremos a la civilidad. Estoy seguro...