Luis Felipe Rojas, escritor, periodista, blogger y opositor cubano, apenas lleva cinco meses en Miami, pero ya se desplaza por las avenidas de la ciudad como si fueran suyas. En Cuba fue uno de los comunicadores que con más talento y arrojo narró, desde el oriente de la Isla, las vicisitudes de la nación interior, y su poesía –publicó varios poemarios antes de arribar al exilio— figura entre las más vigorosas de su generación.
Hoy viernes 5 de abril presenta su nuevo poemario Para dar de comer al perro de pelea (Neo Club Ediciones) en La Otra Esquina de las Palabras (Café Demetrio: 300 Alhambra Circle, Coral Gables), donde el también poeta Joaquín Gálvez ejercerá de presentador. A propósito del evento, Rojas tuvo la gentileza de concederme esta entrevista.
Denis Fortun: ¿Quién
es Luis Felipe Rojas?
Luis Felipe Rojas: Un ser con pocas cosas extrañas (aunque no lo
parezca). Soy un animal de costumbres, gregario cuando tengo un buen
ambiente y un hombre de las cavernas cuando tengo mucho trabajo, cuando me ‘baja’ el muerto de escribir o ‘inventar ‘cosas.
Mi problema no ha sido con la libertad sino con la falta de esta, no ha sido
con el que hacer con la libertad sino con los que intentan racionarte
hasta los minutos íntimos de la vida. Ha sido todo.
DF: ¿Cuándo
comienza a habitar el poeta dentro de ti?
LFR: Lo aprendí muchos años después de haber empezado a
escribir: “la literatura no se transmite de padres a hijos sino de tíos a
sobrinos”, un tío mío que había venido de Hungría me regaló un libro de César
Vallejo, eso bastó para casi suspender mi primer año de la Secundaria, ahí me
picó el bichito y no he podido parar.
DF: San
Germán, el terruño, ¿una huella en tus versos?
LFR: Si, siempre ha estado aunque no se vea
explícitamente. San Germán como un pueblo polvoriento y seco que reuní a ratos,
a veces hasta odié vivir en pueblo así, hasta que tuve noción de que ahí me
había traído ‘alguien’ y ahí debía estar yo. Eso lo acepté como un hijo hace
caso a lo que le dice una madre, no hubo más discusiones entre Luis Felipe y
Dios. Allí encontré un gran amor, me nacieron dos hijos, tengo los mejores
amigos del mundo, hice el periodismo desde la barricada en que nunca soñé
hacerlo y atraje a buena parte de la humanidad hacia allí. El que quiera más,
es un ambicioso.
DF: ¿En
qué momento nace tu blog Cruzar las Alambradas y por qué? Coméntame un poco de
tus avatares como bloguero dentro de la Isla.
LFR: Yo había terminado con el blog Animal de
alcantarilla, que tenía hospedado en Cubaencuentro y me animé con las
buenas energías que soplaban ya cerca del fenómeno Yoani, ella me pidió me lo
llevara a la plataforma Voces Cubanas y así lo hice, le agradezco eso también,
su generosidad para que otros me focalizaran. Y no creo que ser bloguer en la
isla te distinga mucho. Yo seguí escribiendo mi periodismo, solo que ahora no
tenía ni director ni jefe de redacción, esa autonomía implica la
responsabilidad de afilar bien los otros sentidos, a eso me lancé. Existe una
veintena de buenos periodistas independientes en la isla, te hablo de aquel que
es capaz de teclear una noticia, un reporte desde un centro de detención,
lo otro es puro alarde: un día haces un buen texto y otro no. Yo no creo que haya nada de heroicidad en ser
bloguer, ah, bueno, si en el camino además
el torpe aparato de Seguridad del estado se encarga de darte un par de
cocotazos, quitarte una grabadora y negar te salir del país, ya eso es un poco
de glamour, pero lo tuyo (lo mío) es reportar una paliza, meterme donde está la
‘candela’ y hacerle cosquillitas al monstruo, si no, de qué periodismo estamos
hablando?
DF: El
próximo viernes presentas en La otra esquina de las palabras tu cuaderno “Para
dar de comer al perro de pelea”. ¿Por qué un título lo así, digamos
peculiar, para un libro de poesía?
LFR: Tiene que ver un poco con la violencia vivida, con
las exclusiones y con ese lenguaje con el que te vas apropiando para defenderte
de algunas cursilerías que se te pegan en el camino, es como un escudo o el
detector de mierda del autor de El viejo y el mar. Para dar de comer...
está lleno de insinuaciones, de maneras de frenar esa violencia cotidiana que
se vive en Cuba y lamento que algunos tengan que entrar con una brújula a
leerlo, pero así es la vida, mi socio.
DF: La
narrativa, el ensayo, en la obra de Luis Felipe, ¿qué espacio ocupan?
LFR: Con el ensayo una deuda pendiente, escribo a
destajo, no por lo del salario, sino cuando se me da la ocasión y tengo un
libro armado a base de consideraciones sobre la poesía que toca lo
marginal en Cuba, sobre la integración racial en Cuba y acerca de algunas lecturas
distorsionadas que he hecho de mis ‘maestros’, a eso se reduce mi ensayística
(jajajaja, eso suena como si yo fuera un Ensayista). Tengo terminado un libro
de cuentos y una novela qe me pide a grito la puñalada final, pero todavía no
me decido. Con la narrativa me pasa eso, es como una jevita que no siempre se
quiere acostar conmigo y tengo que seducirla a base de dulcesitos,
caricias y mimos. La poesía si es de las buenas rameras, esa nada más que me
huele y viene a mí sin muchos rodeos. A eso se reduce lo que he escrito hasta
ahora.
DF: Miami
es una ciudad que, luego de vivirla, para muchos dista de ser el paraíso
imaginado en la otra orilla. Háblame de lo que para ti representa la capital
del exilio cubano.
LFR: Solo eso, la Capital. Espero que al interior haya
cosas más relevantes y sorprendentes. Lo digo con toda honestidad, yo nunca
presté mucha atención a las mierdetas que se hablaban de Miami, entonces la
hice la ciudad de mis sueños... y ahí está, se me dio y ya. Lo digo en el
mejor sentido, Miami tiene todo lo que quiero: libros, cine, teatro, mis
amigos, incluso mis amigos de Texas vienen a tomar sol y de paso dicen que
vinieron a verme. De veras, es una ciudad encantadora. Y para colmo, me ponen a
escribir y a hacer uno de los programas
de Radio Martí que más se escuchan en Cuba (Contacto Cuba), me ponen a
redactar notas en la mañana y arriba de
eso... me pagan. estoy ahíto de felicidad.
DF: ¿Cómo
te involucras en la oposición?
LFR: Por un empujón político, una torpeza autoritaria.
Yo había hecho una revistilla literaria (Bifronte) y a las autoridades no les
gustó: me requisaron la casa, expulsaron a mi esposa de la emisora en que
trabajaba, a mí me dejaron sin empleo, me prohibieron hacer lecturas públicas,
participar de jurado en certámenes literarios o publicar en mi país y me puse a
hacer periodismo independiente, a mezclarme con los que conspiran para
organizar una protesta pública, a poner carteles en las paredes y a maldecir
de todo el que se oponga a la libertad. No hay otra fórmula, fue así.
DF: Has
dicho que tu libro a presentarse en Miami está dedicado a todos los presos
políticos cubanos, en especial a Ángel Santiesteban, y a los de otras latitudes
que viven lo mismo bajo la intolerancia. A tu juicio, ¿por qué un escritor como
Santiesteban ha recibido todo el peso improcedente de una dictadura, terminando
en la cárcel, y existen intelectuales, activistas, que gozan de “ciertas
libertades o inmunidad” para expresarse de manera crítica, ya fuese dentro de
Cuba o en el extranjero?
LFR: Está dedicado a Angelito y a Rolando Rodríguez
Lobaina, la gente sencilla que se debate hoy en las calles por la libertad
de Cuba. No me voy a meter en lo otro. Cada quien escoge los enemigos que
desee, la dictadura escogió los suyos. Ahora, creo que tu pregunta va por
el camino de si permiten o no a
algunos. Creo que es importante que unos
se expresen, y si se lo permiten, pues felicidades, pero lo jodido es que eso
se lea como TODA la oposición y se le destinen todas las ayudas, solidaridades,
afectos, cariños y besitos... y encima de eso que quien lo recibe, se o crea.
Hay una oposición dentro de Cuba a la que se le destinan los más odiosos
combatientes, las más viles actos de repudio y las pedradas y calabozos con los
que nadie quiere chocar. Esa no es la oposición que se relata en algunos medios de prensa.
DF: ¿Consideras
que la oposición cubana en estos momentos puede definirse como un cuerpo
monolítico a pesar de las innumerables diferencias? ¿Crees que esa diversidad,
en cuanto a posiciones políticas, le favorece realmente?
LFR: Creo firmemente que la oposición cubana está más
preparada que el mismo gobierno para enfrentar a unas elecciones. Se cuenta con
un amplio abanico de corrientes políticas y de pensamiento. Cuando me dicen que la oposición está
dividida, yo digo que es diversa, que la gente va a tener dónde escoger, porque
en lo que sí está unida es en que faltan los derechos fundamentales y se
encarcela y se golpea por el simple hecho de no lamerle las botas a los
militares, pero además, esa es Nuestra oposición y tenemos que llevarla con
nosotros, mejorarla nosotros, no hay otra.
DF: Tu
esperanza por una Cuba diferente, plural: ¿una secreta expectativa o una
evidente certeza?
LFR: Eso es un secreto a grito pelado, eso está ahí. Un
país no se hace sin jóvenes y los jóvenes cubanos quieren ser como sus primos
de Miami, quieren ser ciudadanos españoles, rusos, o casarse con una
venezolana. Los jóvenes cubanos quieren ir a dos discotecas: una en Miami y
otra en varadero, y eso no lo impide ni el mismo que lo prohibió hace 54 años. Cuba va a ser libre definitivamente, y
plural, claro que sí, y habrá la misma discusión que se forma en Facebook y
seguiremos siendo chancleteros y gritones, pero ya no tenemos remedio, o
cubanos también somos eso, allá el que no quiera vivir con eso.
DF: ¿Regresarías…?
LFR: Regresaría ahora mismo. Ese es mi derecho y que me
niegue la entrada el que me negó la salida un día. Claro que querría a sentarme
bajo la sombra de un árbol en San Germán y a ver la tumba de mi familia,
a emborracharme, a escuchar el sonido de la gente que dejé atrás, nada se compara con volver a tomarme el café de mi
madre y conversar con ella cinco minutos por la mañana antes de salir a
subvertir el orden con mis palabras, mis actos.
Denis Fortun. Miami, abril
2013
Luis Felipe con Raymond Chandler en Books and Books
La primcicia de esta entrevista pertence a Neo Club Press