
La respuesta es simple. El vice canciller, con una honestidad no muy común en la cancillería española, reconoce tácitamente que en Cuba los indignados son un pueblo entero. Y los pocos que se atreven a salir a las calles ha dejar en claro su inconformidad con el régimen, de manera pacifica, entre otras cosas por falta de porvenir, justicia y seguridad, reciben de la policía un trato peor que los "indignados" españoles. Y es que en la Isla las maneras de reprimir son bien distintas. Y además, las fuerzas que lo hacen son diversas y no se limitan únicamente a los agentes del orden. Existen una variada gama de brigadas parapoliciales que se comportan mucho más violentas.
Concluyendo que, por muy crítica que sea la situación en la Madre Patria, al menos ellos cuentan con una estructura económica y civil que los define como una sociedad civilizada donde los derechos humanos se respetan como jamás ha hecho su consentido vecino del Caribe. Incluso, a pesar de que la policia, ya sea en Madrid o Barcelona, lementablemente reparta a diestra y siniestra sus porrazos...