jueves, 5 de agosto de 2010

Los versos que me cuadra... (XX) Luis Manuel García; Rodrigo de la Luz

...de un Asombro Pendiente
por Luis Manuel García
poemas que tomo de Habaneceres

DEDOS
Suelo contar mis dedos en los parques.
Si falta alguno, sé que anda por ahí
indicando el camino a un extraviado,
o sembrando cebollas,
o señalando incendios,
o adivinando húmedo de dónde corre el aire.

Mi dedo vagabundo.
Si sobra, le doy una palmada
en la falange y susurro:
“Vete, muchacho, vete a buscar tu mano”.
Y él se aleja dócilmente
en la noche.

CUATRO
Tienes un modo exquisito de abandonarme.
Lo haces con la curiosidad de niño sorprendiendo
la desnudez de alguna prima.
Con la inocencia de quien tomó una ruta equivocada.
Cuando regresas, reanudas el amor
como si hubieras ido un momentico al baño



...de silencios y jirafas
por Rodrigo de la Luz
poemas que tomo de la revista literaria Baquiana

EL SILENCIO
El silencio es un ruido embotellado,
es un menudo roto de alcancía,
es un eco torcido de utopías,
un perpetuo callarse inanimado.

El silencio es un grito fracasado,
una palabra dulce y clandestina,
un transparente libro de oficina,
un pensamiento en un rincón tirado.
El silencio es un gato en el tejado,
un lagrimear de obuses y fusiles,
una argamasa para los barriles,
el buitre y la pantera enamorados.
El silencio es un tétrico pescado,
un anzuelo inmortal para la muerte.
El silencio es un pobre continente
sumido, sumergido y olvidado.


JIRAFA EJECUTIVA
A Cecilia Puig

Esa tenue jirafa al borde de un abismo,
- más cotidiana que nunca -,
proclama continentes de avestruces,
nos convoca a asambleas,
fabrica inmensas pancartas
con fotos de flamencos desaparecidos.
Esa dulce jirafa, internada en la selva en el pasado,
camina por las calles empedradas,
visita ayuntamientos, toca puertas,
se reúne con funcionarios de otras especies.
Esa pobre jirafa, se dirige a los puertos y aeropuertos,
a las edificaciones clausuradas,
a los salones terribles y lujosos,
pero nadie le presta la menor importancia.
Es por eso que luego regresa acongojada,
sollozando, por una guardarraya interminable.