Esta entrevista, confieso que era el plato fuerte con que quería abrir Fernandina de Jagua. Sin embargo, no ha sido así por otras causas que nada tienen que ver con mi entrevistado, al que le agradezco su tiempo, escaso sin dudas. Espero que disfruten sus respuestas.
Armando Añel: El problema son las elites
Por Denis Fortun
Denis Fortun: ¿Quién es Armando Añel?
Armando Añel: Soy una persona común y corriente. Tal vez algo retraído, pero puedo ser sociable cuando me lo propongo, me gusta servir a los demás. En Cuba me gané la vida como pude, básicamente en el mercado negro y como cuentapropista (apenas trabajé para el Estado). En la primera mitad de la década de los noventa estuve vinculado al movimiento de talleres literarios en el municipio habanero Plaza, donde comencé a escribir “en serio”. Siendo periodista independiente para la agencia Cuba Free Press, gané un premio internacional de ensayo y viajé a Alemania, en el año 2000. Luego entré a Estados Unidos con visa de residente, pues estuve casado con una ciudadana de este país.
DF. ¿Por qué aún no publicas tus poemas, o una parte de tu obra en general? ¿Otros editores no te lo han pedido?
AA. Bueno, ya una pequeña parte de esa obra ha sido publicada. Una plaquette de poesía y un breve cuaderno de cuentos en Cuba. La historia de una escuela privada cubana, el Instituto Edison, fue publicada en 2006 en Miami. Y en la primera mitad de 2010 aparecerá otra historia, esta vez de un prominente empresario, y líder cívico, del exilio cubano.
Verdad que el grueso de mi obra permanece inédito, pero no hay prisa. Tenía prisa con 30 años, ya no. He aprendido, como tarde o temprano aprende la mayoría de quienes nos dedicamos al oficio de escribir, que no es inteligente publicar con premura. Además, Internet cubre cada vez con más solvencia la necesidad de exposición de los escritores. Esa es una ventaja sustancial que tenemos con respecto a nuestros mayores.
DF. Se ha vuelto casi legendaria tu tolerancia en cuanto a no censurar los comentarios que dejan los anónimos en tus blogs. ¿No has sentido alguna vez ganas de responderles, insultarlos, de la misma manera en que ellos lo hacen? ¿Eres realmente ese tipo de gente que no se inmuta por nada, haciendo gala de una sangre anglosajona no muy común entre cubanos?
AA. No soy tan anglosajón como insinúas. Sí he estado tentado, sobre todo porque alguna gente se aprovecha de la libertad que se le brinda para dinamitarla desde dentro. Pero en esto de la moderación de comentarios en los blogs considero, por experiencia y por filosofía, que no debe haber medias tintas. O lo suprimes todo, y no permites comentarios –algo que conspira directamente contra la esencia de los blogs-, o lo liberas todo. ¿Quién soy yo para decidir por los demás lo que es correcto y lo que no? Pero sobre todo, ¿quién soy yo para tirar a la basura el tiempo de los demás?
Por otro lado, está el aspecto puramente práctico del tema: A mí, simplemente, no me alcanza el tiempo para moderar. Y, si me alcanzara, seguramente lo emplearía en búsquedas y elaboraciones provechosas para los lectores.
DF. ¿Por eso el nombre de Cuba Inglesa a tus dos blogs?
AA. Lateralmente. En un inicio el blog se llamó así por la novela (inédita) cuya trama gira alrededor de un islote del norte de Cuba colonizado por los ingleses, de la que estuvimos colocando algunos capítulos en la primera versión de Cuba Inglesa. Segundo porque “Cuba Inglesa”, el término por sí mismo, intentaba ser una especie de desafío al nacionalismo exacerbado y prepotente de no pocos cubanos, nacionalismo que probablemente constituye una de las principales causas del desbarajuste nacional. Tercero, porque muchos cubanos nos hemos fabricado una especie de segunda Cuba en un país de raíz básicamente anglo, como lo es Estados Unidos, y el blog intenta, o ha intentado, reflejar esa circunstancia. Y cuarto, porque es bueno ir introduciendo, en la medida de lo posible, un poco de la flema y el sentido del humor inglés en el debate cubano, viciado por la intolerancia, el acartonamiento y la estridencia (curiosamente, los cubanos nos preciamos de tener mucho sentido del humor, pero no lo trasladamos a la política como hacen los ingleses, por ejemplo). Hay otras razones de menor peso, pero estas son las fundamentales.
DF. Cuba Inglesa en Encuentro, ¿la piensas dejar a un lado?
AA. No se trata de “dejar a un lado”. Se trata de la escasez de tiempo. No sólo ese blog, sino otros como Blogs con bandera o Frases Cubanas, he debido congelarlos un poco por falta de tiempo. Hay que ganarse los frijoles.
DF. Cuba Inglesa en Google, ¿acaso el embrión de un periódico digital?
AA. Por ahí van los tiros.
DF. Editorial Letra de Molde, ¿elitista acaso?
AA. Todo lo contrario. Pero en estos tiempos de crisis económica uno puede parecer elitista simplemente porque publica poco (debería decir “porque imprime poco”). Los autores tienen ahora muchos menos recursos para autofinanciarse y, probablemente, esta situación se mantendrá, por lo menos, durante el próximo año.
DF. ¿Crees que nuestra idiosincrasia sea un lastre definitivo para una transición en Cuba?
AA. Es un lastre monumental, no definitivo. Lo importante es la conciencia que pueda hacerse para reformar aquellos aspectos de nuestra idiosincrasia que conspiran contra el progreso, contra la modernización de lo nacional. Porque no se trata de nuestra idiosincrasia en pleno, dicho sea de paso, sino de algunas de sus aristas. Más bien creo que el lastre primero son nuestras elites intelectuales, que, salvo excepciones, se han mostrado incapaces de localizar y combatir nuestros males idiosincráticos.
DF. Tu militancia política, por llamarlo de algún modo, ¿es de centro? ¿A la izquierda? ¿A la derecha?
AA. No soy un militante. Tampoco creo que me pueda ubicar en determinado punto del espectro político. Soy liberal, en el sentido que se le da al término en los países de habla española. En Estados Unidos sería algo así como un libertario con matices. Un liberal, o un libertario, no son de centro, izquierda o derecha. Soy, en todo caso, un racionalista, alguien que saca conclusiones en base a una realidad concreta.
DF. Una pregunta que me lleva a otra. Sé de tu amistad con Carlos Alberto Montaner, ¿lo ves como el primer presidente en una Cuba democrática?
AA. Claro que sí. Montaner reúne sobradamente las cualidades para serlo, incluyendo una importantísima que mencionaba por allá arriba: la capacidad de trasladar el buen humor a la política, de desterrar la estridencia. Te insto a que votes por él.
DF. Entonces, otra vez Editorial Letra de Molde: ¿Aspiraciones de radicarse en Cuba? ¿Una Cuba Inglesa impresa, vendiéndose en los estanquillos de prensa de La Habana?
AA. Ni idea. Puse tanta ilusión en salir de Cuba, padecí tanto esa sociedad, que sinceramente no me veo de regreso. Pero todo depende de las circunstancias. Algo que nos parece irreal ahora mismo, una Cuba donde se respeten los derechos civiles y, sobre todo, al individuo en su esencia irrepetible, pudiera estar a la vuelta de la esquina. Entonces regresar no sería una pesadilla. Pero antes es necesario no sólo sacar al castrismo del poder, sino reformar cierta mentalidad socio-cultural, y como te decía por allá arriba, las elites no están ayudando.
DF. ¿Además de tus páginas en internet, existe algún proyecto en el que estés trabajando ahora mismo?
AA. Algo relacionado con ciertos conceptos que hemos manejado en nuestros blogs. Pero no puedo adelantar mucho más.
DF. ¿Es cierto que fuiste boxeador?
AA. Yo no es que no mate ni a una mosca. Es que las moscas son demasiado veloces.