viernes, 22 de febrero de 2019

Night Club



tú y yo estamos condenados
por la ira de un señor que no da el rostro
a danzar sobre un paraje calcinado
o a escondernos en el culo de algún monstruo
Reinaldo Arenas


en El Gato Tuerto a una puta le embeben su mirada con desdichas
y entre alcohol besos y boleros 
descubre en medio de sus muslos el inminente destierro
que alguna vez será de antaño
otras putas dispuestas a rendirse le van a lanzar piedras desde enero
su pecado
no acepta le cambien el color de su carmín y el de su nombre

la puta evita los reflejos
muerde nerviosa las patas de sus espejuelos oscuros
la sospecha centellea y marca a su piel 
como el rastro de sus dientes en las patas de los espejuelos oscuros
será durante seis décadas la puta marinera y confinada que errante y proscripta mira

sin embargo
ganarán los días cuando la tarde de su ida se recuerde como un capítulo molesto
y un viejo barman va a suplicarle 
después de examinar una larga lista de arrepentimientos
puta
perdónanos y se la meretriz olvidadiza
ven a beber el nuevo coctel de la concordia
ya no hay pendencias y debe caducar la memoria que guardan tus piernas
vuelve a El Gato Tuerto sin zozobra en tus caderas
trae contigo ese brillo en la mirada que una tarde empapamos con sermones y amenazas
no precisas hoy de tus espejuelos oscuros

ella sabe
nada es como antes
cuando fue puta a secas
y no se hablaba del peligro que hoy figuran las palabras