A José María Andrés Fernando, a lo mejor lo que no le perdonaron nunca es que, se le ocurriese la terrible idea de venir al mundo en Columbia y que además fuese el hijo de un coronel. Que después, ya de adulto, asegurase: “la imagen es la realidad del mundo invisible” y, que asimismo su obra estuviese repleta de “claves, enigmas, alusiones, parábolas y alegorías, que aluden a una realidad secreta, íntima y, al mismo tiempo, ambigua”; un ejercicio sospechoso para los materialistas.
Tal vez, también no le perdonaron que sea el padre de José y Oppiano, acto que lo convierte en un “adelantado” y por el que lo acusan luego de pornográfico. Y que siendo asmático, haya detestado a las boinas y prefiriese la amistad de aquellos que iban a la caza del jabalí negro….