Recuerdo cuando leí 1984 -hace ya mucho tiempo, y en Cuba, por lo que ha de suponerse que fue de manera clandestina-; disfrutaba con regocijo morboso el símil que me proporcionaba la novela de Orwell con mi realidad. Claro, por ser más chapucero y vociferarte mi entorno, cada vez que cerraba el libro, luego de pensar unos instantes, terminaba riéndome porque yo, nosotros, estábamos siendo vigilados durante los trecientos sesenta y cinco días del año, por cuatro décadas y media continuas, y esta “realidad“ tan impresionante -literatura para el occidente civilizado-, llevada a vías de hecho y con total impunidad en un área remota del Caribe en nombre de una revolucion, a nadie le importaba y casi la totalidad del mundo lo que practicaba, y practica, era la aproximación al gran hermano tropical -y al menor ahora-, que nos vigilaba y vigila aún. Sin embargo, después de terminar el libro, al momento de cerrarlo para devolvérselo al amigo que se arriesgó a prestármelo, confieso que mis ojos se aguaron.
Hoy descubro en Cuba Inglesa una ilustración que le pertenece al blog Backup Kuba , donde veo que igualmente el Gran Blogger nos observa.
Por supuesto que, si se compara la blogósfera con una sociedad totalitaria, el paralelo no es justo. La red goza de una libertad muy saludable y diferente, que de hecho considero no es un buen ejemplo para “geograficarlo”. Ahora, eso no significa que no seamos observados las veinticuatro horas "virtuales" del día y desde adentro por varios hermanos menores que le reportan al mayor nuestro comportamiento, lo que presupone lo mismo que, al momento de publicar lo que pensamos -con toda la honestidad que sea capaz de asistirnos mientras escribimos, dejando atrás el pesado fardo de la autocensura-, sin dudas que también representa un riesgo el acto de ser bloguers; y para los de allá, mucho más.
Hoy descubro en Cuba Inglesa una ilustración que le pertenece al blog Backup Kuba , donde veo que igualmente el Gran Blogger nos observa.
Por supuesto que, si se compara la blogósfera con una sociedad totalitaria, el paralelo no es justo. La red goza de una libertad muy saludable y diferente, que de hecho considero no es un buen ejemplo para “geograficarlo”. Ahora, eso no significa que no seamos observados las veinticuatro horas "virtuales" del día y desde adentro por varios hermanos menores que le reportan al mayor nuestro comportamiento, lo que presupone lo mismo que, al momento de publicar lo que pensamos -con toda la honestidad que sea capaz de asistirnos mientras escribimos, dejando atrás el pesado fardo de la autocensura-, sin dudas que también representa un riesgo el acto de ser bloguers; y para los de allá, mucho más.