Aunque no es propiamente una Crónica del Aeropuerto, lo que voy a contar sucedió en el área de Aduanas. El vuelo AA 936 que viene de Caracas -exactamente de Maiquetía-, ayer sus pasajeros estuvieron más de ochenta minutos esperando por sus maletas alrededor de la estera debido a fallas en una de las compuertas del avión, y nadie fue capaz de quejarse por la demora. Lo curioso es que, éste contratiempo que ya viene siendo habitual, sobre todo por la noche, y que no siempre resulta cierto -las más de veces son razones terrenales y de escaso personal para bajar los equipajes en la rampa-, cuando sucede con otros vuelos los pasajeros después de treinta minutos comienzan a protestar, algunos de forma descompuesta, lo que indudablemente crea problemas. Sin embargo, ya somos varios los que hemos notado en los vuelos que vienen de Venezuela, una postura pasiva que linda con la más dócil conformidad, sólo comparable con la que traen los cubanos recién llegados a Miami, los que no protestan por nada y en todo momento, aún cuando sean maltratados por algún que otro oficial o funcionario déspota, que lamentablemente abundan en el MIA, siempre llevan una sonrisa congelada en el rostro; por supuesto, esa actitud casi servil, luego de vivir un tiempo Miami, cambia por completo.
Anoche alguien comentó, que no es para sorprenderse el hecho de que lo venezolanos hoy día se comporten así. Los pueblos, bajo regimenes totalitarios o de izquierda, se vuelven carneros, indolentes, y la protesta es un lujo con un precio muy alto, que no están dispuestos a pagar. No importa en que parte del mundo se les aplasta sus derechos…, callar es la mejor de las formas para mantenerse a flote.