La pequeña Princesa tiene suerte, y tiene más también, cuenta con la dicha de un poeta abuelo que la adora. Un abuelo que le escribe un libro, que además de traer versos tiernos, cargados de inocencia, es tal vez el diario de su infancia escrito por el hombre que se aparta de todo compromiso, el más importante, cuando la nieta aparece. Un cuaderno que lo mismo le brinda buenos consejos para que ella los practique cuando crezca.
Seguro estoy, ya de adulta, será este un libro especial, de cabecera, para la Princesa que hoy, bien coqueta, se sentía muy orgullosa de “sus poemas…”
Seguro estoy, ya de adulta, será este un libro especial, de cabecera, para la Princesa que hoy, bien coqueta, se sentía muy orgullosa de “sus poemas…”
Fotos Denis Fortun/Fernandina de Jagua
