domingo, 27 de mayo de 2012

De la luz su fondo, noche de presentación



El fondo de la luz en la poesía
por Ena Columbié

La Editorial Silueta y Esta noche en Delio’s nos regalaron ayer una sorpresiva velada que se convirtió en leyenda. El objetivo era presentar el libro de décimas de Efraín Riverón De la Luz su fondo, como última entrega de la editorial. El escritor y editor Rodolfo Martínez Sotomayor hizo la presentación oficial y leyó unas palabras, luego presentó al poeta y narrador Denis Fortún quien expuso sus opiniones sobre el libro, y leyó Riverón con la maestría de los años y la pasión con que los antiguos trovadores improvisaban sus poesías cantadas; leyó con ansias nerviosas sus suigéneris décimas pentasílabas.

Parecía que todo terminaría allí con el embeleso de un ambiente que recordaba a los repentistas cubanos. De pronto uno de sus entrañables amigos, Rolando Jorge, se sentó a su lado y leyó poemas de su libro en calderas Tercera Persona (Ediciones Lulú), del cual tenía un único “ejemplar de prueba” y no esperó su momento para ver la luz, sino que cedió la primicia a la noche de su amigo convirtiéndola también en suya.

Tampoco terminó allí el espectáculo, Alejandro Fonseca, el tercero de ese trío antológico de amigos inseparables y verdaderos, de nagües como se dice en mi aldea, se unió y leyó poemas de su libro De un tiempo deslumbrado recién presentado y publicado también por la Editorial Silueta.

Siempre vemos juntos a esos tres, los Moe, Larry y Shinji de la literatura en Miami, tres chiflados que se mofan de todos y de ellos mismos, critican, se ríen y cortan leva con una ironía ingeniosa y visceral; pero no imaginamos nunca verlos juntos leyendo oficialmente, por lo menos yo no. Ahí estaban como tres críos felices, siempre sonrientes, pero con la seriedad con que sacan lo mejor de ellos de adentro, que en realidad es mucho. Tres poetas, tres estilos, un tupido bosque de solo tres árboles frondosos y rústicos que son fondo de la luz en la poesía. Regalo mágico.

Para leer el resto del post en El Exégeta, clic aquí