jueves, 26 de julio de 2012
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El hombre -genéricamente hablando-, aunque parezca increíble, no sería lo que es en la actualidad sin el dedo pulgar. El primer dedo o pólice, dada su naturaleza oponible al resto de los dedos, y además por su capacidad de rotación, es una de las mejores herramientas con que contamos. Sin embargo, sin desmerecer la misión funcional, su fuerza radica en el simbolismo.
Por ejemplo, los romanos usaban el digitus primus, ya fuese para perdonarle la vida a un gladiador, o para la condenarlo a los leones. De ahí, la mímica de “pulgar arriba” devino en una suerte de sinónimo de victoria; “pulgar abajo” la evidente derrota.
Pero no importan los siglos que han transcurrido desde que a alguien se le ocurrió "bajarlo o pararlo", según su criterio. La alegoría es idéntica hoy día, aún cuando se asista de una renovación producto del contexto.
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