...Entre otras cosas, para que no aparezca hoy representado en esta suerte de supositorio apostólico, bala patriótica, espermatozoide culto, o calabaza de Halloween descolorida, y que me provoca al mirar su rostro frío, de una palidez que aususta, un sobrecogimiento pavoroso y una verguenza enorme con los griegos. Lo peor, es que estas caricaturas de concreto se han diseminado por la Isla como una enfermedad venérea y, hasta se habla de una fábrica de moldes que los reproduce como caramelos; lo que me hace pensar lo mismo que, debemos temer a los tantos escultores que tenemos hoy…. ¡Por favor!
La foto fue tomada del blog Gaspar el Lugareño.