jueves, 21 de enero de 2010

Dictaduras versus dictaduras


Dice Armando de Armas: Regímenes de libertad sin democracia fueron los de Francisco Franco Bahamonde en España (…). Ninguno deseable, la verdad, pero necesarios dadas las circunstancias que enfrentaron. Regímenes que, por cierto, desovaron prósperas democracias al final. Cosa que no habrían hecho, para nada, los regímenes que ellos desplazaron o evitaron

Dice José Luis Sito: "Regímenes de libertad sin democracia fueron los de Francisco Franco Bahamonde en España". O sea, la dictadura de Franco fue un régimen de libertad. Y lo escribe con todos los apellidos. Aquí alcanzamos un nivel de "abstracción" que ya no es bárbaro, es delirante. Otra vez más, que Armando de Armas me perdone; aunque no tengo porque excusarme de lo que él escribe.



Los dos textos que anteceden, los copio de Cuba Inglesa. El primero, es un fragmento de un artículo de Armando de Armas (1ra y 2da parte); el segundo, un comentario que deja José Luis Sito. Referente al segundo, es que me motivo a escribir estas líneas, que para nada pretenden ser un ensayo de diversidades dictatoriales. Para mi, está claro que toda forma de autoritarismo es detestable, sea de derecha o de izquierda. No hay libertad en ningún régimen donde la voluntad de un cuadillo prime sobre la del resto de los mortales; no importa las corrientes políticas; no importa sin son fascista o comunistas, que en definitiva, son ideologías muy similares.

Eso sí, es innegable que existe una diferencia considerable entre una dictadura de izquierda y otra de derecha, y eso es precisamente lo que De Armas deja en claro al nombrar “regimenes de libertad” a gobernaturas como la de Don Francisco -y no el gordito chileno de Sábado Gigante, hablo del dictador español; de las restantes me distancio- porque al menos queda algo de albedrío que, en los “procesos izquierdistas” es completamente una quimera.

Muchos españoles no comprenden -y se horrorizan- por qué, en el caso de la dictadura franquista, los cubanos -y con sobrados elementos creo- la vemos como una “dictablanda”; una suerte de tostada con mantequilla rancia si se compara con el ladrillo rojo desabrido que nos ha tocado comernos por mas de medio siglo.

Para no remitirme a todo el periodo franquista, ni siquiera a sus estertores
-entre otras cosas porque no soy especialista del tema español de marras-, le recuerdo a el bueno del Sr. José Luis que Francisco Franco Bahamonde, a pesar de sus innumerables desmanes y muertes que sobre sus hombros pesan -los mismos, o más, que sobre los de la izquierda española de la época gravitan- primero fue un dictador que si se quiere puede verse como un sujeto que evolucionó y estuvo muy lejos de atrincherarse en sus ideas; podríamos decir con cierta ironía que fue “dialéctico”. Además, no cuartó la libertad a grado sumo como ha sucedido y sucede en la Isla, ni la represión a que fue sometido el español de a pie es comparable igualmente con la que sufre el cubano. Segundo, hasta donde tengo entendido, la propiedad privada no fue eliminada -bien dice Armando cuando menciona que la libertad individual es nula si no se le respeta al hombre lo que posee ; o como dijo José Martí, más o menos, que no recuerdo con exactitud su decir: “para que un país sea próspero (y yo agrego, libre) tiene que tener muchos pequeños propietarios“-. Tercero, el mismo caudillo ocupose de asfaltar el camino de la transición poco a poco y al momento de fallecer se había adelantado en ese sentido, aún cuando los haya, quienes no quieran reconocer el dato y toda la gloria se la den al Rey Juan Carlos, el que sin dudas también cuenta con sus meritos.

El caso cubano -además de "sui géneris" en cuestión de ideologías de izquierda,
pues bien que atacan lo mismo a chinos que a rusos cuando les conviene y en nombre de una “dialéctica criolla”, aborrecible, se olvidan de Marx con una facilidad que espanta si este no se adecua a lo que les interesa en su momento, todo con tal de perpetuarse-, es difícil de “estudiar” y “comprender” por la mayoría de los europeos porque ninguno ha vivido en toda su dimensión la realidad kafkaiana en la que se desenvuelve. Es a lo mejor por eso que, una buena parte no entiende de una buena vez el por qué de la diferencia que se establece -y muy lejos de favoritismos o justificaciones- entre la dictadura del “ferrolés” (¿está bien usado el gentilicio?) y la del “descendiente de gallego” y, lo que le parezca “abstracto” a unos, a otros nos puede resultar coherente.
Es una cuestión de perspectiva.