jueves, 21 de abril de 2011

Bienvenida a la Derecha...

La joven cursaba el último año de sus estudios en la Facultad. Como suele ser frecuente en el medio universitario, la chica pensaba con sobrado orgullo que sus ideas formaban parte de la Izquierda latinoamericana. Como tal, estaba a favor de la distribución de las riquezas, u claro está, en contra de aquellos que la poseían. Tenía vergüenza de su padre. Él era buena persona, pero de Derecha, y hacia gala de una postura frontal en contra de los programas socialistas.

Por su parte, la mayoría de sus profesores le habían asegurado que, la de su padre, era una filosofía equivocada, vencida por el tiempo, demostrada inferior científicamente. Debido a ello, con tantos elementos a su favor, un día la muchacha decidió enfrentar al confundido hombre; quien mejor que su hija para iluminarlo.

Le habló del materialismo histórico, de la revolución cubana; de las bondades de la dialéctica marxista, su superioridad como proyecto, tratando de hacerle ver cuán equivocado estaba él al defender un sistema tan injusto como el capitalista; una ideología tan anticuada como la Derecha .

Sin embargo, su padre, observándola con ternura, como queriendo hablar de otra cosa, le preguntó:

-¿Cómo van tus estudios universitarios?

-Van bien -respondió la chica muy orgullosa, contenta, y agregó-. Tengo de promedio 90, hasta ahora. Reconozco que me cuesta bastante trabajo. No voy a fiestas o discotecas. No tengo novio y duermo cinco horas al día. Sin embargo, eso justamente es lo que me hace estar bastante bien. Voy a graduarme en el término de un año, sin dudas...

Entonces el padre le pregunta de nuevo.

-Y a tu amiga Soledad , ¿cómo le va?

La hija respondió muy segura.

-Bastante mal, porque no alcanza el 60 (tiene 40 de promedio). Ella se va a bailar, pasea, siempre tiene una fiesta a donde ir, estudia lo mínimo, y lo peor es que falta bastante. No creo que se gradúe, por lo menos este año.

El padre, mirándola esta vez los ojos, le respondió.

-Sería bueno que hablaras con tus profesores. Pídeles que le transfieran 2,5 de los 9 puntos tuyos a ella. Esta sería una buena y equitativa distribución de notas porque así las
dos tendrían 6,50 y aprobarían las materias.

Indignada, ella le respondió.

-¡Estás loco Padre? ¡Me rompo el lomo para tener 90 de promedio! ¡Te parece justo que todo mi esfuerzo se lo pasen a una irresponsable, una vaga que no se esfuerza por su carrera! Aunque se trate de mi mejor amiga no voy a compartir mi sacrificio... ¡¡No pienso regalarle mi trabajo!!

Su padre la abrazó cariñosamente y le contestó sonriendo.

-¡Bienvenida a la Derecha, hija mía!


Versión sobre un fragmento de correo electrónico que recbí de un buen amigo ...