Por su parte, la mayoría de sus profesores le habían asegurado que, la de su padre, era una filosofía equivocada, vencida por el tiempo, demostrada inferior científicamente. Debido a ello, con tantos elementos a su favor, un día la muchacha decidió enfrentar al confundido hombre; quien mejor que su hija para iluminarlo.
Le habló del materialismo histórico, de la revolución cubana; de las bondades de la dialéctica marxista, su superioridad como proyecto, tratando de hacerle ver cuán equivocado estaba él al defender un sistema tan injusto como el capitalista; una ideología tan anticuada como la Derecha .
Sin embargo, su padre, observándola con ternura, como queriendo hablar de otra cosa, le preguntó:
-¿Cómo van tus estudios universitarios?
-Van bien -respondió la chica muy orgullosa, contenta, y agregó-. Tengo de promedio 90, hasta ahora. Reconozco que me cuesta bastante trabajo. No voy a fiestas o discotecas. No tengo novio y duermo cinco horas al día. Sin embargo, eso justamente es lo que me hace estar bastante bien. Voy a graduarme en el término de un año, sin dudas...
Entonces el padre le pregunta de nuevo.
-Y a tu amiga Soledad , ¿cómo le va?
La hija respondió muy segura.
-Bastante mal, porque no alcanza el 60 (tiene 40 de promedio). Ella se va a bailar, pasea, siempre tiene una fiesta a donde ir, estudia lo mínimo, y lo peor es que falta bastante. No creo que se gradúe, por lo menos este año.
El padre, mirándola esta vez los ojos, le respondió.
-Sería bueno que hablaras con tus profesores. Pídeles que le transfieran 2,5 de los 9 puntos tuyos a ella. Esta sería una buena y equitativa distribución de notas porque así las
dos tendrían 6,50 y aprobarían las materias.
Indignada, ella le respondió.
-¡Estás loco Padre? ¡Me rompo el lomo para tener 90 de promedio! ¡Te parece justo que todo mi esfuerzo se lo pasen a una irresponsable, una vaga que no se esfuerza por su carrera! Aunque se trate de mi mejor amiga no voy a compartir mi sacrificio... ¡¡No pienso regalarle mi trabajo!!
Su padre la abrazó cariñosamente y le contestó sonriendo.
-¡Bienvenida a la Derecha, hija mía!
Versión sobre un fragmento de correo electrónico que recbí de un buen amigo ...