lunes, 17 de octubre de 2011

Más para Laura...


Sin duda alguna existen imágenes que transpiran la agonía, el horror que padecen quienes han sido atrapados cuando un obturador obedece en el peor de los momentos. Y es que se siente el sobrecogimiento, incluso la asfixia. Pero también se descubre la convicción en la mirada de una mujer que se enfrenta abierta, sin vergüenza, sin remordimientos, en plena disposición a lo que sea.

Se trata del terrible acto de estar a merced de una turba que es usada por un gobierno que no considera otra opción que esté fuera de los valores de su prepotencia, la fuerza y la intolerancia, únicamente para legitimizarse. No sé yo qué defienden aquellos que se prestan al insulto, a la agresión, como no sea que un día les suceda lo mismo. Que sus amos no perdonan ni los pequeños errores.

Es vil, es lamentable que un estado supuestamente moderno, y que le vende al mundo su gastada utopia de bienestar, se comporte así para perpetuarse. Por cierto, un ejercicio que, cada vez se hace más evidente, no consiguen practicar con oficio. El desgaste y la torpeza de los octogenarios se comienza a ver como nunca antes y ha sido una mujer con un Gladiolo en su mano la que los va venciendo.

Descanse en paz Laura Pollán.