Hace unos días leí en un blog vecino un articulo que hace referencia a otro que publicase Cubaencuentro: las impresiones de nueve intelectuales criollos en cuanto al cine facturado en la Isla. En particular, a la escenas que han marcado de alguna forma una pauta memorable en su realización; entiéndase cine pos revolucionario.
Este trabajo me hizo reflexionar sobre cual rostro femenino podría considerarse la portada, el clásico, o al menos el que con mayor frecuencia sirve para identificar el celuloide del patio. Me descubro entonces haciendo una lista (la que lamentablemente no es completa, tal vez olvido nombres de obligada referencia; el recurso del que me valgo, primario, es el de mi memoria), en la que sin dudas (al menos para mi) las hay quienes se desmarcan del resto y bien que han de asumirse como un sello. Son ellas Daisy Granados, Ana Viña, Adela Legrá, Mirta Ibarra, Rosita Fornés (antes y después), y Raquel Revuelta.
Claro, me atrevo a incluir más “caras y cuerpos” bajo el amparo de mi criterio, que bien puede que uno que otro “especialista” lo considere un juicio desacertado porque su desempeño histriónico no es de altos quilates. Sin embargo, no me retraigo y sigo.
Por ejemplo, debido a esos ojos hermosos, que aún hoy le provocan a cualquiera que sude la suficiente testosterona uno que otro sobre salto, está Lili Rentería. Por la sensualidad, Beatriz Valdés o Luisa María Jiménez. Por un elevador inolvidable, Silvia Águila. Por una permuta donde sobran innumerables equívocos o vericuetos y la niña se muestra como lo que fue, Isabel Santos. Y finalmente, el nuevo face and body que le sobra de todo, el de Annia Bú.
Por último, menos favorecida que las anteriores en cuanto a belleza, pero maestra,
portadora de un verdadero oficio en la interpretación como ninguna, está el rostro de Verónica Lynn.
Claro, si he de elegir a mi favorita, apuesto por esa chica imprescindible de Humberto Solás, y que en su momento fue dueña de la pantalla grande cubana: Eslinda Núñez… (la que me recuerda por su semblante, cuando Memorias del Subdesarrollo, a Winona Ryder).
Por supuesto, han de existir criterios diferentes; otra sugerencias…