martes, 1 de diciembre de 2009

Después de los cuarentas...

Por Denis Fortun

Estar desempleado es una experiencia nada recomendable, como lo es el proceso de conseguir vacantes, ya sea desde los clasificados de un periódico o en agencias
empleadoras, lo mismo gubernamentales que del sector privado. Por otra parte, si pasas los cuarenta, súmese a toda esta impedimenta el primer obstáculo de un parado laboral: la edad. No importa si eres mujer o hombre, la discriminación por sexo es historia antigua; lo peligroso redunda en si estás demasiado “madurito”. Mientras más años, más riesgo corres de que no te acepten.

Asimismo, si eres un sujeto en extremo calificado y competitivo, tienes mayores probabilidades de que te rechacen: habría que pagarte lo que realmente mereces; como igual de terrible es que no tengas un buen historial. Entonces, sólo debe ponerse en nuestro rezumé lo que justamente queremos que vea quien ofrece la oportunidad de ubicarnos dentro del mercado, seducirlo prácticamente, y que de una vez por todas nos acepten, un ejercicio que para nada es simple.

Sin embargo, si el acto de emplearnos se concentrara en la entrevista con el sujeto que supuestamente va a contratarnos, todo sería fácil. Pero no, el proceso de aplicación cada día es más complicado y virtual. El noventa por ciento de las compañías, ya sean menores o grandes consorcios, aceptan únicamente las solicitudes por Internet, por lo que te conviertes en un mensaje electrónico que puede ser borrado sin apenas revisarse y, nada más recibes una respuesta automática de un servicio de correo que te dice: Thank you for your interest in employment with (… ) Your resume has been forwarded to the appropriate recruiter who will contact you if there appears to be a match between your qualifications and our current needs. Es aquí donde entra a jugar la providencia, y has de rezar para que no te conviertan en un spam, o no te borren, o que el bendito rezumé sea lo suficiente adecuado y un appropriate recruiter lo acepte como bueno

Según un artículo de Moreno Obregón, en El País, datos publicados por Natalia Junquera aseguran que las empresas en España comienzan a darse cuenta de la situación, pero eso no significa que vaya a cambiar. Ahora, al otro lado del Atlántico, parece todo lo contrario. No solo se han percatado, sino que diseñaron el sistema de esa manera y no hay señales de que les interese arreglar este escenario tan impersonal y un tanto de lotería.

Por supuesto, en Miami al menos, el hecho de que tengas un “amiguito” o “amiguita” en el Human Resource Department, aunque no influye de manera definitiva, si ayuda.