miércoles, 10 de febrero de 2010

Chinese love story (o el cuento de los chinos que se quisieron mucho)

Recibo un correo por Yahoo, de una amiga que me cuenta una increíble historia de amor que ocurrió en China y, que al decir de esta joven, ha logrado tocar la sensibilidad del mundo.

Hace más de 50 años, Liu Guojiang, un muchacho de 19 años, se enamoró de una madre viuda de 29 años: Xu Chaoqin. Según el email, en un enrollo digno de Romeo y Julieta, amigos y parientes criticaron la relación fuertemente debido a la diferencia de edades y, además, por el hecho de que Xu ya tuviera hijos de otro matrimonio. Para la época en que sucedieron los amorosos sucesos de una china y un chino, era inaceptable e inmoral que un hombre joven amase a una mujer mayor. Sin embargo, el Sr. Liu, no se amedrentó y para evitar el murmullo en el mercado y, el desprecio de la comunidad en general, decidió fugarse con su amada y los tortolos fueron a vivir a una cueva en el condado de Jiangjin, en la sureña municipalidad de ChongQing.

Cuentan que al principio la vida fue dura para los enamorados. No poseían absolutamente nada. No tenían electricidad, ni siquiera alimentos y, hasta tuvieron que comer pasto y raíces que se encontraban en la montaña. Para las oscuras noches chinas, el amoroso Liu construyó una lámpara de kerosene que usaban para iluminar sus precarias existencias. Dicen que la señora Xu sentía remordimientos porque consideraba que había atado a Liu y, repetidamente le preguntaba, ¿estás arrepentido, amor? Pero Liu siempre le respondía. “Mientras seamos laboriosos, la vida mejorará“.

En el segundo año de vivir aislados, Liu empezó -y continuó por más de 50 años-, a cavar gradas (escalones) para que su esposa pudiera bajar fácilmente de la montaña cuando lo precisara. Después de medio siglo, en 2001, un grupo de aventureros que estaban explorando el bosque, se sorprendieron al encontrar a la vieja pareja y la cantidad de 6,000 gradas hechas a mano (sin dudas una larga escalera).

Liu MingSheng, uno de los siete hijos de Liu con Xu, dijo. “Mis padres se amaban tanto, que ellos han vivido en reclusión por más de 50 años y nunca han estado separados ni un solo día. Mi buen padre hizo más de 6,000 gradas a través de todo este tiempo para la conveniencia de mi madre, a pesar de que ella no baja mucho de la montaña“.

Termina la historia diciendo que, la pareja vivió en paz por más de medio siglo en la remota cueva, hasta que Liu, a la edad de setenta y dos años, uno de esos días regresó de su labor agrícola diaria y colapsó enfrente de su amada, de ochenta abriles chinos. La anciana se sentó y oró por su esposo, mientras este moría en sus brazos. Tan enamorada de Liu estaba Xu, que resultó difícil liberar su mano de la de él, la que con fuerza agarraba aún después de fallecido Liu, en lo que le reclamaba. “Tú me prometiste que cuidarías de mi. Tú me prometiste que siempre estarías conmigo hasta el día en que muriera, y ahora tú te marchas antes que yo ¿Cómo voy a vivir sin ti?” Y así pasó Xu varios días, repitiendo suavemente estas palabras, como una letanía china de amor, en lo que acariciaba el modesto ataúd negro de su esposo; siempre con abundantes lágrimas rodando por sus mejillas.

En el año 2006, su historia se convirtió en una de las 10 historias de amor más famosas de China, recogida por el Chinese Women Weekly. Y el gobierno local, ha decidido preservar la escalera de amor y la cueva en que vivieron, convirtiéndolo en un museo, para que su historia de amor perdure.