jueves, 7 de julio de 2011

El libro, la lluvia y el plan B


El tiempo al parecer será lluvioso este Viernes. Tratándose de mi, no me extraña que un fuerte aguacero se deje sentir, si tengo en cuenta que el día en que nací, hace ya los años suficientes como para evitar reconocerlos de manera pública, el ciclón Flora azotaba la región del oriente cubano.

De una manera u otra, aunque sea difícil creer, la lluvia me acompaña desde niño, lo que igual no me molesta. Quiero decir, siento una suerte de relación muy peculiar con ella. Los días lluviosos ejercen en mi una especial fascinación y desde que era pequeño, casi siempre en las fechas más importantes para mi, si no se nubla, cae al menos uno que otro chubasco que bien puede terminar en una versión light del diluvio. Contrario a una gran mayoría, mis horas favoritas son aquellas que permanecen nubladas, con agua y amenaza de más; grises, como gustan de definir aquellos apegados a imágenes clásicas, comunes para algunos más exigentes.

Además, teniendo en cuenta que una de las historias de mi libro a presentar este Viernes, uno de sus protagonistas más importantes son un par de zapatos de cocodrilos, el agua es elemento que más se justifica.

En fin, tampoco hay por qué preocuparse. Mi buen amigo Joaquín tiene previsto un Plan B en Café Demetrio’s. Para los que aún no lo han notado, existe un techo seguro que bien puede cubrir a los que asistan a la presentación. Una estrategia que, para que funcione bien, depende de nuestra puntualidad criolla; el único punto que puede preocuparme ciertamente.

Los cubanos, sin importar latitudes, somos reconocidos mundialmente por nuestro manejo impropio de la exactitud al momento de asistir a algún evento. Nada, que nuestro desapego a Cronos es proverbial…