lunes, 8 de marzo de 2010

La Niña, de Sonia Díaz


De Celajes I

Los pasos por la escalera
de la tarde van despacio
las nubes son un palacio
con veinte torres de cera.
Sol derramado, ceguera
de luz sobre la pupila
blancos guerreros en fila
pasan besando la mano
a la niña del verano
que entre los celajes hila.

La niña casi atraviesa
la silueta de un guerrero,
y él no se deshace, pero
sobre su armadura ilesa
una derrota le pesa.
La niña sabe un conjuro
va hilando con el apuro
de quien comenzara un rezo.
El guerrero queda preso.
El cielo se torna oscuro.

De tanto azul da dolor.
Perdida la brillantez
la tarde vuelve otra vez
a bajar cansada por
sus peldaños. Estupor
deja la visón tenida.
La noche viene sin brida.
La niña le sigue hilando
a la tarde un cielo blando,
ya sin guerreros, dormida.