lunes, 19 de abril de 2010

Lech Kaczynski, un amigo



por Armando de Armas

Con la trágica desaparición de Lech Kaczynski, los demócratas cubanos perdimos a un aliado y a un amigo; también los amantes de la libertad en el mundo. En 2007 una delegación bipartidista del Congreso de EE.UU y una representación del exilio cubano viajaron a Polonia invitadas por el Gobierno de Kaczynski. En ese viaje, acorde con el estricto código diplomático, los congresistas estadounidenses recibieron trato de representantes de un gobierno aliado, lo cual era lo normal, pero el mismo trato recibieron también los líderes del exilio cubano.

Los exiliados cubanos, junto a los congresistas cubanoamericanos Lincoln Díaz-Balart, Mario Díaz-Balart y Albio Sires, viajaron junto a Kaczynski en el avión presidencial a la ciudad de Lubín, donde se honraba a las víctimas de una masacre cometida por los comunistas 25 años atrás. En ese acto solemne ante el presidente Kaczynski y frente al pueblo polaco que recordaba a sus mártires los exiliados firmaron el acta del “Acuerdo por la Democracia en Cuba”.

Es decir que para el gobierno polaco de Kaczynski, los verdaderos y legítimos representantes de Cuba, no eran los miembros de la dictadura, sino los miembros de su oposición. Un gobierno que, cosa poco común, apostaba por los oprimidos y no por los opresores. Era un hombre, Lech Kaczynski, que tenía muy claro que la lucha contra el comunismo requiere de una ideología que se le oponga, que no se puede luchar contra un enemigo eminentemente ideológico, sin diferenciársele radicalmente en el plano de la ideología y, a la vez, sin complejos de culpa por ello; como ha de ser. Era, por otro lado, un valladar en Europa del Este frente a los rezagos del comunismo y frente a los enemigos de la libertad.

Nuestro más sentido pésame a los familiares, amigos y pueblo polaco por la trágica muerte de Lech Kaczynski, su esposa María, altos funcionarios del gobierno, distinguidas personalidades de Solidaridad, la sociedad civil y la Iglesia. Nuestro José Martí dijo que la muerte no es verdad cuando se ha cumplido bien la obra de la vida. Ellos vivirán en la Historia de Cuba y Polonia. Ellos son espíritus de la libertad.