Por estos días he escrito un par de crónicas sobre mi barrio en La Habana, y la nostalgia que pensaba curada, pues al parecer renace una que otra vez; debe ser que envejezco. El caso es que, en mi primera juventud, una de las cosas que más disfrutaba era la música -americana, desde luego. Recuerdo que un numeroso grupo del barrio nos pegábamos a los radios rusos VEF o Meridian, con los que podíamos coger las emisoras del sur de la Florida, y formábamos una suerte de cofradía de la que sólo participaban los que eran fans de la “partitura johnny”, del rock en especial. He aquí, uno de los números favoritos de nosotros. Decir Grand Funk, su Chica Maravillosa, resultaba casi mágico….
Lo mismo Locomotion.