
La discreción que muestra Occidente, y en especial los Estados Unidos, merece tomarse en cuenta. Demuestra en todo caso que la solidaridad entre oprimidos, aunque se agradece y tiene un importante valor, moral más que todo, no es suficiente. El que un puñado de gente indignada se atreva a denunciar los variados crímenes que comenten estos “dignatarios”, ya sea en sus blogs o en diarios virtuales, no basta. Y que la prensa reproduzca las noticias que generan el conflicto, sólo por conseguir buenos titulares, es mucho peor si nada más se remite a reproducir la angustia de millones. Los que tienen la fuerza real para impedir que mueran miles de ciudadanos por no querer gobernantes eternos, han de hacer algo, y pronto. Y que sirva entonces de acicate esas noticias, esas opiniones que desnudan a la injusticia.
Como leyese en Neo Club, en un articulo de Darsi Ferrer, no es este el segundo preciso para cuello y corbatas en medio de lujosos salones repletos de coctelería y traductores, a la espera de reuniones donde finalmente, luego de largos discursos, alguno se atrevan a condenar el genocidio y otros simplemente se abstengan por intereses que a la larga resultan mezquinos.
Lo que se avecina, resulta inquietante. Pero será más horrible de no tomarse medidas a nivel global que paren el desenfreno, la impunidad y el horror, que practican los patriarcas de marras por perpetuarse en el poder.