Ya no estás
Por Michael Sixto
KontARTE
Me miras con ojos de deseo cuando sabes que no tengo mucho que ofrecer. No intento disimular quien soy ni de dónde vengo. Mi oportunidad de hacerme notar comienza con las primeras palabras. Pero tú no quieres conversar. La situación es incomoda y me confunde. Me desnudas con la mirada y sonríes. No estamos solos pero eso no parece que te importe. Trato de tomar la iniciativa pero estoy congelado. Entonces, como leyéndome la mente comienzas a acercarte. Cuando estas a la distancia de un beso me susurras al oído: “afuera esta oscuro…” asiento con la cabeza y te extiendo mi mano. Guías el camino y salimos al patio. Sí que está oscuro -pienso mientras trato de distinguir tu rostro perdido entre mis manos- y la música se escucha en la distancia.
Empiezas a besarme. Adentro la fiesta continua y no han notado nuestra ausencia. Aun no me siento en control pero va llegando. Tu respiración se agita y me aprietas el cuello, me muerdes una oreja… me desgarras la camisa. Te despojas del vestido (única prendan que cargas) y te quedas completamente desnuda.
Tu cuerpo es magnífico al tacto. De pronto todo se ilumina y puedo verte una vez más. La luz es intensa y viene de arriba. No entiendo nada, todo pasa muy rápido. Entonces me miras penetrantemente a los ojos y me dices como con pena: “I am sorry”.
La luz se hace irresistible mientras apenas logro verte caminando al centro de ella. Un segundo después te has fundido en su intensidad… y ya no estás.