Recuerdo que en Cuba, después que un deportista ganara una medalla de oro, sin importar el torneo en que estuviese participando, ya fuera unos juegos escolares o una olimpiada, lo primero que hacía era declarar que le dedicaba su triunfo al Comandante. Traigo este hecho a colación, por la noticia que leo en Yahoo sobre un despacho de Reuters.
Resulta que la campeona olímpica de patinaje de velocidad en pista corta, Zhou Yang, fue reprendida enérgicamente por el viceministro de Deportes de China. La joven cometió el terrible error de agradecer primero a sus padres, y no a su país, cuando ganó la medalla de oro en los Juegos de Invierno de Vancouver el mes pasado.
La atleta de 18 años, quien obtuvo el oro en los 1.500 metros como parte del equipo de relevos en los 3.000, declaró en Canadá que esperaba que, sus logros le hicieran la vida más fácil a sus padres desempleados.
Por su parte, el tal viceministro de deportes, Yu Zaiqing, aseguró al periódico Southern Metropolis Daily que, "está bien agradecer a los padres, pero primero uno debería agradecer a su patria.
Luego del triunfo de Zhou, los padres Yang recibieron un apartamento de 94 metros cuadrados que se calcula cuesta unos 300.000 yuanes (43.950 dólares) de parte del gobierno local en la ciudad de Changchun.