La muchacha, con evidente acento español, me pregunta cuánto demora el proceso de Inmigración. Lleva más de cuatro horas esperando por su novio, que es cubano, y que es músico. Vienen a Estados Unidos porque él tendrá un concierto en Nueva York, me comenta con orgullo. Yo me sonrío y le explico que ha de tener un poco de paciencia; se trata de un proceso que a veces resulta largo y que nada tiene que ver con la nacionalidad de la persona. Le cuento además que ella está pasando ahora por lo mismo que hace ya meses le sucedió a una coterránea suya: Beatriz Luengo, y que yo después escribí la historia en mi blog. La joven al escucharme, se le refleja una alegría que ha estado ausente en su rostro por mucho tiempo y agrega sorprendida.
-¡Pero si es con ella con quien él va a cantar! Yadam es mi pareja ¡Mira tú! ¿No me digas que Bea estuvo sentada en éste banco igual que yo, como Penélope?
Le respondo que si y le hablo de mi crónica, de Fernandina. Ella troca definitavemente su ánimo triste y entusiasmada me confiesa que aquella presentación en Miami, en el Centro Cultural Español, gustó mucho a la gente que estuvo allí y que sin dudas fue un éxito. Por suerte, veinte minutos más tarde baja Yadam. Ella me lo presenta y le menciona la historia de lo que sucedió a su amiga, y que yo escribí. Yadam se sonríe y en broma me invita a que lo haga entonces sobre él. Yo le aseguro que así será. Nos damos la mano, nos despedimos, y veo como se marchan a través de la puerta de Aduanas…