Confieso que al ver las cajas en la vidriera de la lujosa loja de charutos, una sensación de placer, de sosiego y hasta de contentamiento supremo (no exagero), me invadió de pies a cabeza. Era como si hubiese descubierto un tesoro: hebras que voy buscando desde que salí de Cuba y que me niego a olvidar su sabor, su aroma, se presentaban delante de mi en variadas formas y tamaños, con sus familiares diseños -aunque los haya quienes me reclaman de manera despectiva que simplemente se trata de una peste insoportable.
Nombres tan conocidos, y debo admitir que muy añorados, estaban a mi alcance. Además, el hallazgo vino a ocurrir cuando ya escaseaba de “pertrechos”, de auténticos “puros”. Los poco que guardaba luego de tres semanas en Brasil, comprados no sin cierto trabajo para localizarlos, “ no me sabían a como gusto”. El tropezarme dentro del shopping mall de Murumbí con una tienda que comercializa tabacos cosechados en “Vueltabajo” (Partagás, Monte Cristo, Romeo y Julieta, Cohíba…) resultó como esa imagen gastada, pero terrible, del sediento bebiendo finalmente a la orilla de una fuente de agua en medio del desierto después de semanas de lamentaciones...
Rosana me regaló esa mirada de complicidad que siempre me reserva para cuando yo doy con algo que realmente me gusta. Sonriendo me llevó hasta la puerta de entrada. Ya adentro, la dependienta puso su mejor cara, nos dio una cordial bienvenida, y asumió el papel de gran conocedora de la torcedura criolla y comenzó a explicarme sobre el producto, sus bondades, y el privilegiado lugar que ocupa en el mercado (por supuesto, sin mencionarme los precios).
Yo le permití que nos diera su disertación de supuesta especialista, la que practicaba con mucho entusiasmo. Sin embargo, viendo que se extendía más de lo necesario, lo que entre otras cosas dilataba mis enormes ganas de fumarme una de aquellas “joyas”, la interrumpí asegurándole que yo concia “la hoja”.
-Eu so cubano- la interrumpí muy cortésmente.
Ella me observó ausente de toda expresión, si es que un rostro así existe, y lo único que atinó a responderme fue.
-Que interesante…-