Asumiendo, por tratarse de amigos, que no habrá nadie esta vez que ¿se insulte? porque yo reproduzca una reseña sobre Maurice Sparks (y además me solicite que la retire). Teniendo en cuenta asimismo de que el autor del texto… (como decirlo sin que llegue a resultar petulante el acto de que pregone sin pudor alguno el hecho de que gozo de su amistad; un privilegio que me regodeo en publicitar, a pesar de no recibir la primicia para este blog de dicha reseña, pero que reconozco humildemente, merece y mucho más que yo la página de Joaquín Gálvez al tratarse su visitado blog de un espacio netamente de promoción cultural). En fin, dejando atrás largos paréntesis, yuxtapuestas con carácter introductorio, y de un solapado reclamo que ciertamente no cabe, me atrevo a copiar (con los debidos créditos) la apreciación y consejos de José Abreu sobre el libro de mi buen amigo, y ecobio, Ernesto G.
Nada, sin más dilación, y de nuevo reiterando el permiso de Gálvez, Abreu y el Sr. G, el copy and paste…
Por José Abreu Felippe
Acabo de leer Los relatos de Maurice Sparks (Silueta 2011) de un tal Ernesto G. (vaya nombrecito).
Podría afirmar, sin temor a equivocarme, que:
Es un diario personal escrito por muchas personas.
Es un cuaderno multiusos.
Es la colección de máscaras de un exhibicionista maniático (y depresivo).
Es un manual para melómanos pervertidos.
Es el guión de muchas películas.
Es un muestrario con instrucciones para corazones menopáusicos.
Es un catálogo virtual de cortos (algunos semipornos) intercambiables.
Es todo eso y, probablemente, todo lo contrario.
O nada que ver.
Estoy confundido y algo desconcertado. Creo que su lectura me ha convertido en un Maurice más, un Maurice cualquiera.
No obstante, no tengo dudas: Maurice Sparks, quien quiera que sea, está de atar y eso es un muy buen síntoma, un indicativo, que invitaba a finalizar la lectura. De esto uno se percata ya en la tercera historia (la primera es para decir que cada uno de sus inocentes lectores puede ser un Maurice y la segunda para advertir que pueden ser alevosamente cazados). La tercera historia proclama el caos: “Esta historia puede empezar en cualquier lado y de cualquier forma” Leído esto miro el índice, por disciplina, para enterarme de por dónde van los tiros, y de cómo es que han aliñado semejante conjunto de historias. Ah, compruebo, el libro está dividido en tres partes. Cabeza, tronco y extremidades, como el cuerpo, supongo, de Maurice. En la cabeza están las aclaraciones pertinentes a las que hacía referencia antes (entre otros sobresaltos), más escritoras libidinosas, un poeta natural, bibliotecas de erratas y bolígrafos multicolores (ésta es la parte más cerebral de la cabeza, la sesera, especulativa y mitómana).
El tronco, bueno, en el tronco están todos los órganos vitales y en esta sección algunos (órganos) se destacan más que otros. A mí me gustan los más supurantes (Tú desnuda, yo soñando; Las rositas de maíz; La cena; La primera vez fue en el carro, por ejemplo). Tanta lubricación trae como consecuencia que, en las extremidades, recaigan, indefectiblemente, los efectos secundarios. Que implican (manzana aparte) imprescindibles manuales para extraterrestres e historias, casi cuentos formales, con o sin moraleja. Todo el libro es un cuerpo que invita a que lo gocen.
Lo antes expuesto me hace afirmar que Los relatos de Maurice Sparks son frescos, inteligentes sin ser pedantes ni petulantes, saturados de una poesía urbana, vivencial, pragmática, que deberían abrir con esta cita (sí, ya sé que un intelectual verdadero, graduado del ISA, debería decir, exergo) de los Cantos de Caravana: “Apresúrate a gozar de la primavera, porque la primavera es efímera”.
Irreverentes como ha de ser la buena literatura, son, en resumen, una invitación a la vida.
Reseña de José Abreu Felippe sobre el libro de Ernesto G. "Los relatos de Maurice Spark", que tomo del blog La otra esquina de las palabras, del poeta y promotor cultural Joaquín Gálvez.
La presentación será el próximo Viernes 28, a las siete de la noche, en Delio Photo Studio.
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