Al menos en teoría, ya los cubanos pueden “ejercer una actividad” que les fue negada por más de medio siglo por aquello de la seguridad nacional revolucionaria: la de turista. Una legítima y añeja esperanza que a mi modo de ver aún no se muestra resuelta. Los vericuetos legales que presenta el estrenado estatuto oficial, son suficientemente claros para quien sabe leer entre líneas: viaja el que me da la gana.
Una antigua regla que no cambia por mucho maquillaje renovador. Un acto, constituido para vender la idea de que corren aires de libertad individual nunca antes vistos después de 54 años de “férrea disciplina”.
Nada, que se presume luego de conseguir un pasaporte visado, no existen trabas para que alcances a tomar un avión e irte a cualquier parte del mundo, donde serás bienvenido. Pero, esa es otra historia…
Varios medios de prensa se hacen eco de la postura, o legislación lo mismo, del gobierno de Ecuador. El portal de Martí Noticias, por sólo citar uno, publicó hará un par de días las declaraciones de la cancillería ecuatoriana asegurando lo siguiente: “a partir del 21 de enero los cubanos deben tener una carta de invitación legalizada y han de comprometerse a cumplir con requisitos orientados a contribuir a la vigencia de un flujo migratorio ordenado entre ambos países e impedir el tráfico de personas".
Agrega el post que en dicho solemne pliego se especifica además que la persona que invite a un cubano "ha de tener una declaración juramentada ante un notario en la cual un ciudadano ecuatoriano o un extranjero con visa de inmigrante se compromete a cubrir todos los gastos de alojamiento, alimentación y eventual atención médica durante la estadía del invitado".
Exigiendo asimismo, “el que invite a un cubano debe probar solvencia económica a través de la presentación de la última declaración del Impuesto a la Renta y solamente se podrá invitar a un ciudadano cubano en un periodo de doce (12) meses".
Concluye la carta: “si se detecta que en la invitación se ha mentido se sancionará al que la presentó”. Por cierto, la a estancia permitida a un cubano en Ecuador es de 90 días. Para ellos, tres meses bastan. No hay que exagerar…
Curioso, Ecuador es de los países en esta parte del globo que más protesta en foros internacionales sobre el mal trato que reciben sus ciudadanos lejos de su tierra madre, lo que hallo loable. Y no sólo el gobierno, una enorme cantidad de ecuatorianos dispersos por el mundo reclaman de manera enérgica y monolítica sus derechos a una mejor vida, a una integración social digna, en latitudes ajenas a su nacionalidad ¡Bravo!
Pero he aquí un detalle de “diferenciación”, por llamarlo de alguna manera. Los ecuatorianos “escapan” de Ecuador en su mayoría por razones económicas. Y aunque el escenario político actual del país haya cambiado con ese giro a la izquierda, lo que encarna un “cambiazo” de gesto desfavorable en lo que a libertades y prosperidad se refiere, reitero que el número de emigrantes por razones económicas es muy superior al de los que están obligados por eventos de carácter político. El concepto de exiliado no es muy común entre ellos.
Claro, jamás en la historia contemporánea hubo un pueblo más desesperado que el cubano para espantarse del latifundio que habita, a pesar de los que se “mueren jurando” después que salen, su decisión personal fue por razones módicas.
Sin embargo, no importa si te quedas de por vida lejos de la Isla, o si finalmente vuelves a ella bajo las reglas que establece una dictadura. Si el ejercicio de salir o entrar a Cuba fuese transparente; si el mundo se hiciese de la vista gorda en lo que ha visados y permanencias se trata con los cubanos -igual que se porta con lo que acontece a diario-, el flujo de criollos iba a evidenciar un número de sobrados ceros a la derecha que asustaría a cualquier estado; y ya en Ecuador, se sabe, "nuestra presencia" crece a tal punto que el gobierno –tan amigo de aquel- toma sus providencias.
Eso sí, hay un detalle que la gerencia ecuatoriana actual pasa por alto. No es precisamente Ecuador el destino de una última y mejor etapa, aún cuando como sociedad ofrece más ventajas que la cubana. En todo caso, hablamos de una franja que ha de servir cual rampa para un destino más al Norte. Un viaje que, lo mismo sus hijos se arriesgan a lo que sea, y por el que también se mueren.
Nada, más bien parece que el gobierno ecuatoriano se esfuerza por hacerle un favor al "viejo amigo", que en eso de salidas siempre ha sido muy reticente cuando a un individuo se figura, y que muy por el contrario, si de una enorme masa se trata, le conviene entonces que se vayan con tal de liberar presiones internas por lo que se atreve a abrir las puertas de su finca a un éxodo masivo.
¿Cosas estratégicas del Latibloque…?