lunes, 11 de enero de 2016

Fábula sumaria





Una mujer que negocia brillos y artificios
Que se dice equilibrada
Que me sabe irresponsable
Melindrosamente redunda en titubeos
Conduce simulacros
Emigra de mis fotos
Y no le basta
Demanda que armonice un cubo Rubick

 Esa mujer, la que me oculta de sus signos en días nones
Súplica evaporice
Después
Toda desmemoriada me condensa
Reclama de mí un beso
Otro
Una botella de cerveza ámbar
Y conforme a su mímica notable
Me habla sobre la insólita “textura” de su último potaje de lentejas
Mi boca entre tanto al arrimo de sus muslos

Esa mujer me induce a la parodia
Y me entrego como se rinde un soldado japonés renuente a la derrota
Luego acordamos beber tintos económicos
Envueltos en olor a pasta
Queso manchego
Salmón tieso de China
Palos de incienso
Otras aromas lacónicas
Y rematamos la tarde desde una ventana que nos ofrece risas y una noche de viernes viciosamente desnudos
Lástima nos arrope la perplejidad en su manojo de pausas quedando irresuelto el espasmo sucesivo

Esa mujer
Que vive en la lucera del presente
No concibe
Que si tan solo evitáramos la tardanza cómplice de su gerundio
Permita de una vez se relaje su síndrome húngaro
Quizás sea oportuna la madrugada de un sábado para amarnos sin permiso a caracoles, collares, tableros de ifá, y será lo sensato lo que menos importe



Publicado originalmente en Signum Nous