martes, 1 de febrero de 2011

Antología cubana en el exilio: empeño que se agradece

Una vez le escuché decir al amigo de un buen amigo, que si algo le asustaba de la literatura cubana contemporánea, era precisamente la cantidad de poetas -y escritores en general- que la “habitan”. Por supuesto, tal aseveración, al menos en aquel instante a manos de Dionisio, contaba con cierto fundamento: hablábamos en ese entonces, entre vinos, rones y refrigerios, de un poeta local que muchos consideran una estafa en este viejo y desagradecido oficio de convertir en imágenes a las palabras, y que su desmedido ego, o quizás los años que sobre sus hombros carga, lo obnubilaban a tal punto que todavía hoy no consigue descubrir la realidad de su desfasada “composición”. 

Si, lo sé, un viejo hábito o embrujo criollo el de “maltratar” al que no está, que muy pocos se atreven a gritarlo en plena cara del aludido, y al que también muy pocos escapan en su momento. Y es que son muchos los que, con una minima sensibilidad y ganas de poetizar, terminan masacrando al verso y desacreditan el arte de otros que lo hacen de manera orgánica y auténtica; lo cual también, para criticarlo, depende de las apreciaciones y la estética de el que “critica”, muchas veces sin razón, y además, repleto de resentimientos; que de todo hay. 

Sin embargo, poniendo en diferente contexto la afirmación de marras, sin dudas la enorme diversidad de voces que asiste a la poesía cubana -no importa fronteras allende al Caribbean Mare Nostrum, y mucho menos décadas luego del 1959-, a mi modo de ver es necesario el reconocimiento. Existe un verso de valía que se encuentra disperso y ha sido mayoritariamente desfavorecido por el único acto de no militar, o de simplemente no estar “allí”, y que le ha costado vivir en medio del silencio a innumerables buenos poetas. Tal vez la prueba de es que afirmo, con los defectos o ausencias que puedan reclamar los más exigentes, algunos ciertamente justificados pero inevitables aunque se trate de un antologador honesto -que no es disculpa para desmerecer el esfuerzo de quien prepara una antología,  y otras, por pura rabieta de “un ente poético” que descubre “no se ve” y se considera merecedor de una página. 

Son varios los blogs y portales de Internet que han anunciado la buena noticia, acto que no me impide reproducirla:m es saludable saber que alguien se dedica durante años, y a costa de su peculio y tiempo, a juntar “bajo un mismo lomo” a aquellos que por infinidad de razones no están hoy en Cuba, y que asimismo, cuentan con una obra, o tan solo un poema, que bien merece publicarse
Antología de la poesía cubana del exilio, Valencia, Aduana Vieja, 2011 Selección, introducción y notas: Odette Alonso Ilustración de portada: Margarita García Alonso