martes, 11 de diciembre de 2012

El cine va de 24 a 48; luego a 60… Vale la velocidad


Si algo ha estado inamovible aparentemente dentro de la industria cinematográfica mundial, ha sido su formato en lo que ha proyección de sala representa. Las 24 imágenes por segundo (me viene ahora a la memoria el programa de Enrique Colina, en Cuba, con el mismo nombre; es decir, para aquellos que no lo recuerdan o simplemente no lo conocen, se llamaba justamente así: 24 x Segundos…), durante casi un siglo se han mantenido como el último reducto (esto me recuerda otra cosa que prefiero no describir entre paréntesis) de una industria que, con tal de reducir perdidas, se ha estado renovando constantemente al punto de rescatar la tercera dimensión como “gancho” para cubrir butacas.

Por cierto, este formato, el de 3D, se aplicó creo por primera vez (o al menos está entre las pioneras) con House of Wax (“Museo de Cera”), la versión de 1953 que estelarizara Vincent Price y que fuese asimismo una de las incipientes apariciones de un actor que luego se transformó en un ícono -a pesar de los críticos- y que se nombraba por aquel entonces como Charles Buchinsk; alguien que después se conocería como Charles Bronson.

Sin embargo, lo que resultó una especie de tabú o traba en la industria (por denominarlo de alguna manera) finalmente se ha roto en la era digital. Según un artículo de Richard Verrier, de Los Angeles Times, que publica Estadáo en su versión digital, periódico de alta circulación en Sao Paulo, el estreno de la zaga El Hobbit, filme del reconocido director Peter Jackson y colega además de James Cameron, se exhibirá con el doble.

Nada, que la compañía Warner Bros., quien ha apostado por el nuevo proyecto, arremete ahora con 48 cuadros por segundos… Acorde con el post, como aconteciera con el sonido, esta tecnología puede dejar fuera a numerosos dueños de salas de pequeño formato, al menos por el tiempo que les tome adaptarse a la novedosa hechura. Las ventajas, según especialistas, mas imágenes por segundo constituye mejor nitidez; mucho más próximo a lo que el ojo humano capta; proporcionando una fotografía más nítida, lo que reduce el stress visual causado por los filmes en 3D.

Y dicho sea de paso, Mr. Cameron va hacer alarde en la continuación de Avatar. Pretende proyectar la película con 60 cuadros por segundos. Nada, que la alta velocidad se renueva en Hollywood (¿dónde si no?), y ya los hay quienes lloran por los portales; claro, hasta que consigan subirse al carro del progreso. Que para suerte de ellos, la cosa todavía anda en lo que a experimentación se refiere. Pero, de que viene, viene…, y la prueba es la historia de Tolkien en pantalla, una de las novelas que más disfrutara en mi juventud.

Y yo contento, eso de la 3D, mas que deleitarme, me provoca una "nota" increíble que lamentablemente no gozo…