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Hoy descubro a través de UOL, portal del Grupo Folha, que varios estudiantes entre quince y dieciséis años, la mayoría mujeres (lo que al parecer, acorde a la nota y las fotos que muestra el artículo original, idéntico le sucedió a unos cuantos muchachones) de la escuela estadual Dr. Alarico Silveira en Barra Funda, ciudad de Sao Paulo, no les permitieron entrar a su colegio por vestirse, según la opinión de la directora, muito sexy.
No concibo que algo así pase en un país que hoy día participa de la modernidad, desprejuiciado en apariencias, en una ciudad donde recién fueron numerosas las mujeres que se mostraron peladas, ya fuese marchando en medio de las coreografías o montadas encima de sus respectivas carrozas, al amparo del Carnaval 2012. Es absurdo que un empleado reprima, censure la manera de vestirse de un puñado de adolescentes, cual si se tratara de las reglas que funcionaban en el medioevo, y cuando dicha indumentaria nada tiene que ver con la simple insinuación de lo erótico.
Nada, ya lo dije al principio, Brasil no deja de sorprenderme. Se me antoja tal y como leyese en el blog Elias Jornalista, en un post refiriéndose a Geysi Arruda: O Brasil é mesmo um país maravilhoso, ao mesmo tempo que machuca, em seguida assopra. Que viene a ser más o menos en español, sin respetar la traducción al pie de la letra para apegarme a la idea, “un lugar donde te muerden y acto seguido soplan en la mordida...