Se trata de un novedoso oficio asistido por la tecnología del photoshop, donde la proposición de un fotógrafo queda expuesta al uso, a la imaginación de un tercero. Un arte –por qué no- muy en boga en la red actualmente donde mi viejo amigo, sin duda alguna, está muy bien señalado.
Ya ni sé el tiempo que Williams Ríos cerró su blog -lo que lamento-, pero en Facebook se mantiene “en su onda” con un toque más intimista. Le he comentado en un par de ocasiones, en las que hemos coincididos en medio de descargas o tertulias, que por respeto a esa confabulación no me he decidido todavía a violar esa complicidad que sólo le regala a sus amigos..., hasta hoy.
Espero que Willy sepa perdonarme que lo saque de su retiro en FB y lo lleve a Google. Un espacio en el que habita la promiscuidad virtual despótica, que nos ofrece además el placer de compartir lo de uno y lo del otro, a mi juicio para bien. Como es el caso que ahora me provoca este post.

